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La relación entre Putin y Trump ha empeorado progresivamente

La relación entre Putin y Trump ha empeorado progresivamenteNurPhoto via AFP

¿Cómo pueden afectar a Rusia los aranceles de Trump si apenas comercia con Estados Unidos?

El comercio entre ambas potencias es prácticamente inexistente desde la invasión de Ucrania en 2022

«Vamos a aplicar aranceles muy severos a Rusia si no hay un acuerdo por la paz en 50 días. Aranceles de aproximadamente el 100 % que llamaremos aranceles secundarios, sabéis lo que eso significa». Así comenzó el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, su comparecencia desde la Casa Blanca junto al secretario general de la OTAN, Mark Rutte. Pero, ¿sabemos exactamente a qué se refería Trump cuando mencionaba esos aranceles secundarios?

La gran pregunta que muchos se han hecho es qué tipo de medida de presión son para Rusia unos aranceles si el comercio entre ambas potencias es prácticamente inexistente desde la invasión de Ucrania en 2022, cuando Estados Unidos dejó de importar petróleo, gas, carbón, metales, fertilizantes, productos químicos, madera y diamantes rusos, y limitó drásticamente la exportación de tecnología avanzada. Las relaciones económicas directas están en niveles mínimos, y el volumen de intercambio bilateral es hoy marginal.

Es por eso que Trump no ha amenazado a Vladimir Putin con simples aranceles, como está haciendo con el resto del mundo, sino con «aranceles secundarios». Esta medida, ya utilizada por Washington en el pasado contra Irán o Corea del Norte, pretende penalizar no solo el comercio directo, sino, especialmente, el indirecto. Es decir, las medidas buscan afectar a terceros países que mantengan relaciones económicas con Rusia y después intenten exportar a Estados Unidos.

Este tipo de sanción tiene varias ramificaciones. Por un lado, impacta sobre países como China, India, Turquía, Emiratos Árabes Unidos, Kazajistán o Vietnam, que siguen importando grandes cantidades de productos energéticos rusos. Si Washington impone aranceles del 100 % a bienes procedentes de estos países —por contener componentes rusos o financiar indirectamente la maquinaria de guerra del Kremlin—, la medida de presión ya estaría hecha. Y eso podría ser solo el comienzo, pues el senador republicano Lindsey Graham ya está tratando de impulsar en el Congreso una medida que impondría un arancel del 500 % a las importaciones de cualquier país que compre gas o petróleo ruso.

Esto supone una forma de sanción extraterritorial y una manera de presionar a Rusia, pues obligaría a sus socios, especialmente los asiáticos, a elegir entre hacer negociaciones con Washington o con un Moscú que estará cada vez más aislado.

El presidente ruso, Vladimir Putin, y su homólogo chino, Xi Jinping, intercambiaron documentos durante una ceremonia de firma tras sus conversaciones en el Kremlin de Moscú

Las relaciones entre Rusia y China se podrían ver afectadasAFP

Por si fuese poco, el impacto puede sentirse también en las finanzas. Aunque Rusia lleva años intentando «desdolarizar» su economía, sigue dependiendo del sistema financiero global para transacciones complejas, acceso a divisas fuertes y repatriación de beneficios. El anuncio de Trump complica aún más ese panorama. Si las amenazas se concretan en sanciones contra bancos o intermediarios que financien comercio ruso —algo que en la práctica ya ocurre en buena medida—, la presión sobre la economía rusa se redoblaría.

Y ese efecto podría extenderse a las cadenas de suministro. Muchos productos rusos —aluminio, titanio, fertilizantes, componentes químicos— siguen circulando de forma indirecta por mercados internacionales. Rusia ha buscado en países como China, India o Malasia una vía para recolocar sus bienes, pero si Estados Unidos impone aranceles punitivos a bienes con contenido o valor añadido ruso, muchas empresas extranjeras se verán obligadas a romper vínculos con Rusia para no perder acceso al mercado estadounidense.

A su vez, esta jugada de Trump, en caso de concretarse, también podría verse como un movimiento para seguir aislando a Rusia diplomáticamente y un golpe simbólico. Todo ello, sin comprometer recursos financieros estadounidenses. De hecho, al exigir a Europa que financie el armamento que enviará a Kiev—pero garantizar su entrega desde Estados Unidos—, refuerza el papel estadounidense como proveedor clave sin cargar con el peso presupuestario.

Rusia, que en todos estos años de guerra nunca se había tomado demasiado en serio las amenazas externas, ha reaccionado con contundencia a las palabras de Trump. «La declaración del presidente de Estados Unidos es muy seria. Parte de ella iba dirigida personalmente al presidente Putin. Sin lugar a dudas, necesitamos tiempo para analizar lo que ha dicho Washington», afirmó este martes Dmitri Peskov, portavoz presidencial. «Queremos comprender qué hay detrás de esa declaración, es evidente que Trump está bajo una enorme presión», afirmó, por sum parte, el ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov. Puede que, después de muchas llamadas e intentos de negociar, el mandatario norteamericano haya dado con la clave para molestar de verdad a Moscú, aunque el camino hacia la paz se sigue vislumbrando lejano.

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