La presidenta de la Comisión Europea, Úrsula von der Leyen
La historia interminable del acuerdo UE–Mercosur se acerca al desenlace final con el acuerdo de Bruselas
La Comisión Europea (CE), tras décadas de tiras y aflojas, ha dado el empujón que necesitaba el acuerdo UE-Mercosur (Argentina, Brasil, Uruguay y Paraguay).
La incorporación de un mecanismo de salvaguarda para el sector agropecuario y unas cláusulas adicionales de seguimiento para que se cumpla lo pactado, han permitido que Francia e Italia, fundamentalmente, superen sus reticencias.
Pero también han colaborado los miedos –y el coste– que ha generado el furor arancelario de Donald Trump que ve desde la otra orilla del Atlántico cómo el viejo continente va a crear el mercado común más grande del mundo.
El acuerdo, firmado por ambos bloques el año pasado en Montevideo, para entrar en vigor necesita la aprobación de los Veintisiete países del bloque y del Parlamento Europeo.
La Comisión no quiere más demoras (llevan cerca de 30 años negociando) y propuso su aplicación en dos etapas. Una parcial de forma provisional, a través de un pacto comercial interino, y la definitiva.
El pacto comercial interino saldría adelante con una mayoría cualificada en el Consejo de la UE (el 55 % de los Estados miembros, lo que significa 15 países que representen al menos al 65 % de la población de la Unión) y el consentimiento del Parlamento Europeo. como observa Efe. Bruselas confía en que, por fin, pueda estar todo listo a finales de este año.
El comisario europeo de Comercio, Maros Sefcovic, admitió la necesidad de apretar el acelerador de una vez por todas: «Tenemos que agilizar nuestra forma de actuar, lo que hacemos, cómo negociamos», en un momento en el que la UE se ha propuesto diversificar sus relaciones comerciales tras las tensiones y diferencias con su mayor socio, Estados Unidos.
Son instrumentos estratégicos que contribuirán a definir el papel de Europa en la economía mundial durante las próximas décadasComisario europeo de Comercio sobre el acuerdo UE-Mercosur
«No son solo acuerdos comerciales, sino instrumentos estratégicos que contribuirán a definir el papel de Europa en la economía mundial durante las próximas décadas», aseguró el político eslovaco. Eso explica la decisión de separar un primer acuerdo interino comercial del bloque pactado, para que pueda ser aprobado con rapidez y no deje de «tener relevancia».
Objeciones, matices y garantías
El acuerdo UE-Mercosur contiene una cláusula de salvaguardia que prevé que alguna de las partes –un solo país puede activarla– pueda solicitar la suspensión del acuerdo en caso de incumplimiento de sus disposiciones o de una perturbación en el mercado.
Para reforzar esa cláusula y satisfacer las reticencias de Francia principalmente, que teme por que su sector agrícola se vea afectado por las importaciones desde el Mercosur, la Comisión ha propuesto un acto jurídico específico sobre cómo la aplicaría que no reabre, en ningún caso, el texto pactado con el bloque sudamericano.
La CE supervisará las importaciones de productos agrícolas cada seis meses
Sefcovic explicó que la CE supervisará las importaciones de productos agrícolas cada seis meses «con total transparencia» y, si se halla «alguna anomalía» que pudiera causar perturbaciones en uno o más estados miembros de la UE, se activarían medidas rápidas en un plazo máximo de 21 días.
También se refirió a la posibilidad de iniciar investigaciones cuando las importaciones aumenten repentinamente al menos un 10 % o los precios de importación bajen repentinamente un 10 % por debajo de los precios en la UE.
La CE está convencida de que no será necesario utilizarla, pero se ha propuesto una reserva para crisis agrícolas de 6.300 millones de euros en caso de perturbaciones del mercado.
La propuesta de Política Agrícola Común (PAC) después de 2027 incluye un presupuesto específico de al menos 300.000 millones de euros para ayudas a la renta, lo que garantiza, según Bruselas, que los agricultores de la UE sigan percibiendo ingresos sólidos y estables.
La CE augura un ahorro de más de 4.000 millones de euros al año en derechos de aduana para los exportadores europeos y un aumento del 39 % de sus exportaciones, lo que supone unos 50.000 millones de euros.
Los productos de la UE obtendrán un acceso privilegiado al nuevo mercado
Desde la automoción hasta la maquinaria, pasando por el vino, el chocolate y aceite de oliva, los productos de la UE obtendrán un acceso privilegiado al nuevo mercado.
Aranceles
El acuerdo, observa Efe, salvaguardará 344 indicaciones geográficas de la UE y se prevé que las exportaciones agroalimentarias de la UE al Mercosur crezcan casi un 50 %, ya que el acuerdo reduce los elevados aranceles sobre productos agroalimentarios clave de la UE, en particular el vino y las bebidas espirituosas (hasta un 35 %), el chocolate (20 %) y el aceite de oliva (10 %).
Por otra parte, imita las importaciones preferenciales de productos agroalimentarios procedentes del Mercosur a una fracción de la producción de la UE (por ejemplo, el 1,5 % para la carne de vacuno y el 1,3 % para las aves de corral).
La CE dejó claro que el acuerdo no modifica ningún requisito sanitario y fitosanitario de la UE en materia de importación.