Qué es el «muro de drones» que la UE y la OTAN quieren construir para proteger a Europa de Rusia

Con la noticia de que drones rusos habían violado el espacio aéreo polaco –uno de ellos incluso estrellándose contra un edificio residencial–, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, ha realizado un discurso en Estrasburgo donde, como era de esperar, ha dedicado una buena parte a comentar la situación en Polonia y la defensa que puede tener el Viejo Continente ante una Rusia que, en 2022, ya se lanzó a la invasión de Ucrania.

En su comparecencia, la dirigente propuso levantar un «Muro de Drones» que se extienda desde el Báltico hasta el mar Negro, como respuesta a la creciente amenaza rusa y con el objetivo de consolidar la autonomía estratégica en materia de Defensa. Pero este no es un plan nuevo.

Dicho plan lleva meses gestándose bajo liderazgo alemán y con el respaldo de Estonia, Letonia, Lituania, Finlandia, Polonia y Noruega. La iniciativa consiste en desplegar un sistema de alerta temprana permanente a lo largo de los 3.000 kilómetros de frontera oriental de la OTAN. Se trata de una red escalonada que combinaría drones de reconocimiento guiados por inteligencia artificial, sensores terrestres, plataformas móviles antidrones y vigilancia satelital. El objetivo es detectar y neutralizar amenazas en tiempo real, desde incursiones hostiles hasta intentos de sabotaje electrónico, ofreciendo a la Alianza una conciencia situacional más rápida y precisa.

Von der Leyen insistió en que no se trata de una «ambición abstracta», sino de la base de una defensa creíble. Además, prometió presentar en la cumbre de octubre una hoja de ruta para avanzar hacia tres metas: lanzar proyectos comunes, fijar objetivos de autonomía europea en 2030 y someter a los Estados miembros a una evaluación anual de sus progresos. «Debemos atender el llamamiento de nuestros amigos bálticos y construir un Muro de Drones», dijo la presidenta, subrayando que «Europa defenderá cada centímetro de su territorio».

En este sentido, el componente industrial es clave. Bruselas quiere aprovechar la experiencia adquirida por Ucrania en el uso de drones durante la guerra —según Von der Leyen, responsables de más de dos tercios de las pérdidas de material ruso— y convertirla en una ventaja compartida mediante una «Alianza de Drones» con Kiev. Para ello, la Comisión adelantará 6.000 millones de euros del préstamo del G7 a Ucrania, con el fin de impulsar la industrialización conjunta.

Los países bálticos ya han empezado a mover ficha. Polonia trabaja en el programa Shield-East, que prevé 700 kilómetros de infraestructura de vigilancia en su frontera y Estonia ha comprometido 12 millones de euros en tres años y movilizado a su pujante sector tecnológico de defensa, con sistemas como Erishield, capaces de rastrear y neutralizar enjambres de drones.

Pequeños pasos, pero importantes para acelerar en la defensa de un continente que se ha vuelto a ver amenazado. La Rusia de Putin lleva meses tanteando la paciencia de los dirigentes europeos con pequeñas acciones. Hace unos días fue un sabotaje al avión donde viajaba Von der Leyen y ahora una violación del espacio aéreo polaco. Antes de que puedan pensar en lo siguiente, Europa se quiere preparar.