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Niños y adultos aguardan recibir algo de comida de las ollas en Gaza Ep

Verdades, dudas, preguntas y respuestas sobre el hambre en la franja de Gaza

El Gobierno de Netanyahu y el Ejército denuncian que la ONU es funcional a Hamás, se sirve de sus datos falsos y la prensa internacional los repica dándolos como originalmente propios de Naciones Unidas

En Gaza la hambruna hace estragos. Tener la certeza de la cifra de muertos por desnutrición es una ilusión. Los datos los facilita el Ministerio de Sanidad que está en manos de Hamás, el grupo terrorista que cometió las atrocidades del 7 de octubre de 2023, asalta los camiones de ayuda humanitaria y se apropia de buena parte de los alimentos. Pero, hambre, además de bombas, en la franja de Gaza hay.

Las cifras oficiales de Hamás desde octubre del 2023 elevan a 422 los muertos por desnutrición, 145 los atribuyen a niños. Un informe de la ONU declaró hace poco más de tres semanas la situación de hambruna en el norte del enclave palestino.

Para Naciones Unidas, la mayor organización internacional y para su subsidiaria UNRWA, –repudiada por Israel al descubrir entre los asaltantes del 7 de octubre a miembros suyos infiltrados–, los datos de la Clasificación Integrada de la Seguridad Alimentaria (CIF), no son discutibles. Pero esta iniciativa global que incluye a la propia ONU, gobiernos y ONG, para clasificar la gravedad de la inseguridad alimentaria y la desnutrición no goza de la confianza de Israel

En el Cogat, la unidad del Ministerio de Defensa responsable de gestionar las actividades civiles en Gaza y Cisjordania, –incluida la gestión de la distribución de ayuda en la Franja–, un oficial explica sus razones para rechazar las «cifras oficiales».

Hamás arroja datos inverosímiles que la ONU asume como propios y la prensa difundeOficial del Ejército de Israel

Bajo garantía de no hacerle fotografías o identificarlo por su nombre explica: «Hamás utiliza a la ONU para blanquear su imagen y aumentar la presión internacional sobre el Gobierno».

En una reunión con un grupo de periodistas internacionales organizada por EIPA (Europe Israel Press Association), el oficial explica el mecanismo de unos números que rechaza. «Hamás tiene un Ministerio de Sanidad que arroja datos inverosímiles a la ONU que a su vez los da por buenos y los termina asumiendo como propios».

A partir de ahí, lamenta, «la prensa internacional los difunde y se los atribuye a la ONU como si fueran originalmente suyos, pero son de Hamás». Esto explica, entre otras razones, el veto del Gobierno a Naciones Unidas desde hace seis meses.

El Gobierno de Israel tiene prohibida la entrada a la franja de Gaza de la prensa

También el Gobierno de Israel tiene prohibida la entrada a la franja de Gaza de la prensa. Más de un centenar de muertos se acumulan en las estadísticas de los periodistas abatidos sobre el terreno. El doble ataque a finales de agosto al Hospital Nasser, donde murieron varios reporteros a los que se apuntó directamente, entre otros, de Reuters, Al Jazeera y NBC, no hace verosímiles las explicaciones de Israel para negar «por seguridad» la entrada en la Franja de periodistas que podrían certificar quién dice la verdad cuando se habla de muertes por desnutrición.

El militar del Cogat insiste en que la ONU es funcional a los intereses de Hamás y lamenta que «se niega a blindar con seguridad privada la entrega de los alimentos en la Franja, algo que sí hace en otras partes del mundo como en Somalia y en Sudán del sur».

Naciones Unidas facilita que Hamás se apropie de la ayudaOficial del Ejército israelí

El oficial se pregunta qué razones puede tener Naciones Unidas para aplicar un criterio distinto al que aplica en el resto del mundo porque, «al no hacerlo facilita que Hamás se apropie de la ayuda». También conviene recordar que la UNRWA (Agencia de Naciones Unidas para la Población Refugiada de Palestina) «tenía en su equipo a una docena de importantes miembros de Hamás que facilitaron los ataques del 7 de octubre», observa.

Contrabando

Las críticas a ONG y la ONU se suceden. El militar del Cogat insiste en que «la ayuda humanitaria no respeta una cadena imprescindible de seguridad» y observa que es frecuente «descubrir entre las cajas tabaco proyectiles de contrabando». El comentario resulta relevante cuando advierte que en Gaza pagan «hasta 25 euros por un cigarrillo».

El informe que publicó en agosto la CIF –y difundió EFE–y del que Israel desconfía, indica que un total de 1,6 millones de gazatíes padecen hambruna, entre ellos una tercera parte (más de medio millón) de manera crítica al sufrir una privación extrema de alimentos. El resto de la población, destaca, se encuentra en situación de «crisis alimentaria».

A la necesidad se suman escenas crueles. Las tropas israelíes se ven desbordadas por la multitud y abren fuego en los puntos de entrega de la ayuda. La multitud se lanza desesperada a por sacos de harina, azúcar, a por algo que llevarse a la boca antes de que Hamás o cualquier otro se adelante y tengan que ir a buscarlo al mercado negro.

La situación es desesperante y la reputación de Israel se desploma con las imágenes de los moribundos por hambre y sed, aunque en las últimas semanas se haya paliado la tragedia.

El Gobierno se defiende con estadísticas de entrada y salida de camiones humanitarios en estos dos años de guerra: dos millones de toneladas transportadas en más de cien mil camiones y cerca de 10.000 palés lanzados en paracaídas son algunos de los datos que pone sobre la mesa antes de concluir: a la Franja ha entrado más comida que antes del 7 de octubre de 2023.

La pregunta sin respuesta exacta y garantizada sigue en el aire. ¿Cuántos se mueren de hambre?

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