La debilidad de Europa y su incongruencia disparatada
Aun cuando Europa se prepare a enfrentarse a una agresión rusa con claridad y fuerza, debe seguir una estrategia doble, que mantenga la puerta abierta a una relación diferente con Rusia
Ilustración: putin europa
Europa, Europa era una película de Agnieszka Holland de 1990 que mostraba las peripecias de un muchacho judío–polaco en los comienzos de la guerra mundial, entre el nazismo y luego los soviéticos mostrando las numerosas contradicciones del periodo. Hoy volvemos a contemplar incongruencias disparatadas en una Europa debilitada.
Hoy es evidente que la determinación de Moscú de seguir luchando en Ucrania ha alimentado la creciente ansiedad de los líderes europeos.
Una Europa que pierde pulso desde que Donald Trump es presidente de EE.UU. y se ve obligada a realizar contorsiones diplomáticas para implorar, complacer y halagar al presidente estadounidense con la esperanza de mantener el compromiso de la Casa Blanca.
El fracaso de la Unión Europea a la hora de influir en la realidad geopolítica mundial se debe a la incoherencia de su propia política exterior, su excesiva dependencia de Estados Unidos y la incapacidad de una estrategia coherente para con Rusia, hoy el adversario. Nos da la impresión de que la seguridad de Europa se decide en otras partes.
Sánchez Castejón se ha vuelto la célula cancerosa y molesta, en detrimento del estado español
Además, en Europa, Sánchez Castejón se ha vuelto la célula cancerosa y molesta, en detrimento del estado español y sus ciudadanos, en detrimento de la economía española, todo por unos meses más de evitar la debacle de su gobierno y su entorno.
Los líderes europeos también deberían buscar unas bases, más allá de Putin, para una relación con Rusia, deberían salir de la ceguera ideológica, en todas sus formas de wokismo que han contaminado la política europea. Es un paso imprescindible y un verdadera evolución si se quiere una Unión Europea creíble. Habrían de volver a los parámetros de 1995 y recuperar una sociedad y una política realmente «post-ideológica» y mirar a los ciudadanos, a lo de a pie, a la cara y devolverles lo que es suyo: el reconocimiento de su realidad, atender sus necesidades y ayudarles en sus verdaderas dificultades.
Es preciso apostar por la seguridad de todos y orientar el gasto de nuestros impuestos a la defensa interior y exterior, para defender una Europa de naciones donde los rasgos de identidad, las tradiciones y los bienes propios queden protegidos y garantizados. Hemos de superar las injerencias ideológicas de las élites.
Si Europa quiere establecer una firmeza frente a Rusia, debe superar sus rasgos decadentes
De lo contrario, los drones rusos sobre Polonia y Rumanía podrían ser un presagio de un futuro mucho más preocupante. Putin ha superado el apoyo occidental a Ucrania aprovechando el cansancio transatlántico y combinando las amenazas de escalada con el fantasma de una gran guerra. Ya no nos podemos sostener en «la ilusión de una paz perpetua», ni creer que hemos alcanzado un «fin de la historia». Europa está en crisis desgastada por distintos niveles de corrupción y el esfuerzo de mantener contradicciones ideológicas que pierden credibilidad por momentos.
Putin tiene objetivos claros, convertir a Ucrania en un Estado cliente truncado, fracturar la unidad occidental y remodelar el orden mundial, apostando a medio plazo por una Gran Rusia. Putin cuenta con la hegemonía y fuerza de China y junto a ella encabezan un nuevo orden mundial alternativo y creciente, como mostraron este Septiembre en la cumbre de la Organización de Cooperación de Shanghái (China, India, Rusia, Pakistán, Irán, Kazajistán, Kirguistán, Tayikistán, Uzbekistán y Bielorrusia) que lograron junta a representantes de 20 países euroasiáticos, para mostrar al mundo el orden multipolar vigente.
Europa queda a distancia de todo esto, con parte de sus líderes, Sánchez Castejón el más insignificante y ruidoso, utilizando ideológicamente la causa palestina. en el peor de los sentidos, que no es más que dar oxígeno al terrorismo yihadista de Hamás.
Europa espera que Estados Unidos redescubra la solidaridad transatlántica, pero lo lleva claro si piensa que hay un retorno a la era «Biden» o que Rusia simplemente se retirará de Ucrania sin más. Ninguno de los dos escenarios es posible y Europa sigue perdiendo el tiempo y el dinero, de sus ciudadanos y contribuyentes.
Europa ha gastado hasta la fecha más de 200 000 millones de dólares en asistencia militar y ayuda económica a Ucrania
Europa ha gastado hasta la fecha más de 200 000 millones de dólares en asistencia militar y ayuda económica a Ucrania. La Unión Europea ha impuesto 18 paquetes de sanciones sucesivos contra Rusia, también se ha comprometido a ampliar la unión para incluir a Ucrania y Moldavia.
Europa, cuya Comisión está empecinada en seguir derrochando en ideología neo izquierdista se enfrenta, cada vez con más fuerza a la oposición de Hungría, de Eslovaquia, de Serbia, de Austria y de una ciudadanía, cada vez mayor, que vota, en sus estados miembros, a favor de tomar un rumbo distinto, particularmente en políticas migratorias, en seguridad y en defensa.
Los países miembros de la Unión Europea tienen la urgencia colectiva de dar respuesta a la crisis en Ucrania, pero, más allá, a una idea más amplia de la seguridad europea. De hecho, no existe consenso sobre cómo responder a las provocaciones rusas, como demuestran las diferentes reacciones de Polonia y Rumanía ante las amenazas de los drones.
Los Estados europeos ni siquiera comparten una visión común de lo que significaría para Europa que Rusia acabara sometiendo a Ucrania, ya sea mediante una victoria militar rotunda o un acuerdo negociado en los términos de Putin.
Aun cuando Europa se prepare a enfrentarse a una agresión rusa con claridad y fuerza, debe seguir una estrategia doble, que mantenga la puerta abierta a una relación diferente con Rusia.