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El canciller alemán, Friedrich MerzAFP

Alemania aplaza la reforma de las pensiones y los jubilados podrán cobrar 2.000 euros libres de impuestos

La iniciativa ha llevado al Ejecutivo del canciller Friedrich Merz al borde de una crisis interna

Alemania ha optado por la cautela y el aplazamiento en una de las reformas más delicadas de su Estado del bienestar. El Bundestag –la Cámara Baja del Parlamento – ha aprobado el llamado «paquete de las pensiones» (Rentenpaket), una ley que garantiza el nivel actual de las jubilaciones hasta 2031 y suaviza su descenso a partir de esa fecha. La norma fue aprobada por 319 votos a favor, apenas tres más que la mayoría absoluta, con 225 en contra y 53 abstenciones. Respaldaron el proyecto los partidos de la coalición de Gobierno –la conservadora CDU, su aliada bávara CSU y el SPD socialdemócrata–, mientras que Alternativa para Alemania (AfD) y Los Verdes votaron en contra. El partido de izquierdas Die Linke se abstuvo, lo que terminó de despejar el camino para su aprobación.

El núcleo de la ley fija hasta 2031 el nivel de las pensiones en el 48 % del salario medio, un umbral considerado por muchos expertos como artificialmente elevado teniendo en cuenta la evolución demográfica. En 1991, solo el 15 % de la población alemana superaba los 65 años; hoy ese porcentaje alcanza ya el 23 %, mientras el número de cotizantes disminuye progresivamente.

El gran debate no era tanto mantener ese 48 % hasta 2031 –algo ya pactado en el contrato de coalición firmado en abril– como desde qué base se calculará el descenso posterior. Los sectores críticos querían que la reducción se hiciera desde el 47 % (el nivel «real» al que habría descendido sin intervención política), para acelerar el ajuste y reducir costes. El Gobierno, en cambio, mantuvo el cálculo desde el 48 %, una decisión que podría suponer un coste adicional estimado de 120.000 millones de euros hasta 2040.

Rebelión juvenil en la CDU

La iniciativa, sin embargo, ha llevado al Ejecutivo del canciller Friedrich Merz al borde de una crisis interna. Las juventudes de la CDU, agrupadas en la Joven Unión (JU), amenazaron con votar en contra por considerar que el proyecto aplaza la reforma estructural necesaria y sacrifica la justicia intergeneracional en favor de los actuales jubilados.

«El cambio demográfico no va a esperar a las próximas elecciones», advirtió durante el debate el diputado Pascal Reddig, líder del bloque juvenil crítico, quien cumplió su amenaza y votó en contra. «Este proyecto de ley va contra mis convicciones fundamentales», declaró desde la tribuna. La JU cuenta con 18 diputados, suficientes como para haber hecho descarrilar la iniciativa si la rebelión hubiese sido total. Finalmente, la disciplina de voto dentro de la coalición se impuso y evitó una derrota parlamentaria que habría supuesto un duro golpe político para Merz.

Antes de la votación, Die Linke anunció su abstención, lo que garantizaba la aprobación incluso en caso de deserciones conservadoras, lo que le valió al principal partido de la oposición, AfD, un motivo para arremeter contra el Ejecutivo por aliarse con la izquierda. «Estamos ante un proyecto que la CDU quiere sacar adelante con el apoyo de la extrema izquierda para satisfacer a otro partido de izquierdas», afirmó la diputada Ulrike Schielke-Ziesing, en referencia al SPD.

Además del blindaje del 48 % hasta 2031, el paquete aprobado incluye varias medidas complementarias: la ampliación de la pensión por maternidad, impulsada por la CSU bávara; la introducción de la «pensión activa», que permitirá a los jubilados que continúen trabajando ganar hasta 2.000 euros mensuales libres de impuestos, y un nuevo mecanismo de ahorro para la vejez por el que los menores que cumplan seis años recibirán 10 euros mensuales del Estado para un fondo de jubilación.

El secretario general de la CDU, Carsten Linnemann, defendió la jubilación activa como el elemento más innovador del paquete, al incentivar que trabajadores experimentados permanezcan en activo y aliviar parcialmente la presión sobre el sistema.

El líder de los democristianos, Friedrich Merz, y de los socialdemócratas, Lars KlingbeilAFP

Tras la votación, el canciller quiso enviar un mensaje a los sectores críticos:«Este no es el final de la política de pensiones, sino solo el comienzo», aseguró. Merz también prometió una segunda gran reforma estructural, que deberá ser elaborada por una comisión de expertos durante el próximo año, aunque todavía no está claro su contenido concreto. «La próxima fase deberá garantizar que nuestro sistema de pensiones sea financiable, más eficaz y justo entre generaciones», añadió.

La ley deberá ser ahora ratificada por el Bundesrat (Cámara Alta) el próximo día 19. Si supera ese trámite, entrará en vigor oficialmente y se activará la creación de la comisión que diseñará la futura reforma de largo plazo.