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José Antonio Katz, candidato a presidente de Chile por el Partido Repúblicano

José Antonio Katz, candidato a presidente de Chile por el Partido RepúblicanoDavid Díaz

Elecciones Chile

José Antonio Kast, con La Moneda en el bolsillo

Padre de familia numerosa (nueve hijos), católico prácticamente y admirador del difunto dictador Augusto Pinochet, salvo catástrofe no prevista, sucederá a Gabriel Boric en la Presidencia

Ya no tiene miedo, pero se cuida mucho de cantar victoria antes de tiempo. José Antonio Kast, de 59 años, siente –con motivo– que La Moneda está al alcance de su mano y en esta ocasión, la tercera que lo intenta, nadie se la puede arrebatar.

La única que le podría meter la mano en el bolsillo y robarle la victoria es Jeannette Jara, pero la exministra del Partido Comunista no tiene capital político para amenazar lo que todos los sondeos anticipan: el presidente de Chile a partir del 11 de marzo de 2026 será José Antonio Kast.

Padre de familia numerosa (nueve hijos), católico prácticamente sin complejos y admirador del difunto dictador Augusto Pinochet, el fundador del Partido Republicano y exmiembro de la UDI (Unión Demócrata Independiente), salvo catástrofe no prevista, sucederá a Gabriel Boric en la Presidencia a pesar de arrastrar el lastre de ser un defensor de Pinochet.

De este modo, se convertirá en el primero político en ser presidente habiendo votado a favor de la continuidad del régimen militar en el plebiscito de 1988. Con el expresidente de Renovación Nacional (RN), Sebastián Piñera, –de trágico final en un accidente de helicóptero–, compartió ideología pero el expresidente votó en contra de perpetuar a Pinochet en el poder.

Kast, abogado, exconcejal, diputado hasta 2018 y político curtido durante 25 años ha aprendido con los años a esquivar los temas espinosos en campaña y a exprimir los que le resultan más rentables. El de la mano dura contra la inmigración ilegal y la delincuencia ha sido una de las bazas que mejor ha jugado. Tanto en la primera vuelta donde quedó en segundo lugar con 24 % de los votos, como en este segundo tramo y final de elecciones.

A los «ilegales» y criminales extranjeros les ha amenazado con deportarlos en masa. A los delincuentes chilenos con meterlos de cabeza en la cárcel. Para lograrlo anunció un «Gobierno de emergencia».

De formas educadas y discurso de fondo en materia económica y de convivencia liberal, tiene más parecidos políticos con Giorgia Meloni que con Donald Trump. Kast no es de armar escándalos ni remover avisperos. Se mueve sin violencia y cuando el escenario no le gusta, como le sucedió en la UDI, construye el suyo propio.

En ese caso se fue y fundó el Partido Republicano porque , argumentó, «no he sido yo el que ha cambiado. Fueron otros». De aquella premisa sacó la excusa para no pisar el palito –más bien tronco– que le han colocado en los debates y las entrevistas. «Tengo las mismas convicciones» y «hoy en día los chilenos tienen otras urgencias», respondía cuando le sacaban de la trastienda de la democracia el tema de Pinochet.

En materia financiera se defiende con nula mano izquierda. Anunció un ajuste 6.000 millones de dólares en 18 mese,. pero no parece que haya sabido explicar cómo hacerlo sin tocar los programas sociales en una sociedad donde la brecha entre los de arriba y los de abajo sigue siendo enorme.

El resto, palabra más, palabra menos, recuerda muchísimo más a los tiempos de la derecha que a los tiempos del régimen militar de Pinochet, un éxito económico y un desastre en libertades y derechos hasta que convocó el plebiscito que le sacó del Palacio de La Moneda y le dejó, hasta cuatro años de su muerte en 2006, como senador vitalicio.

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