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El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, junto al primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, en la Casa BlancaEFE

Trump y Netanyahu, en Mar-a-Lago: el encuentro para definir una nueva era en Oriente Medio

La relación entre ambos mandatarios tiene raíces que se remontan a los años 2010, cuando el republicano, aún antes de ser presidente, elogió al israelí por su firmeza frente a la amenaza iraní y su rechazo al acuerdo nuclear con Teherán

Todos los caminos diplomáticos parecen converger en Washington y en los jardines de Mar-a-Lago, a medida que se acerca la reunión entre el primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, y el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, prevista para este lunes. No se trata de una simple visita de Estado, sino de un momento cargado de significado histórico y político, donde dos figuras que han marcado el rumbo de Oriente Medio en las últimas décadas se encuentran en un punto de inflexión. Las expectativas no solo surgen por los temas de seguridad y paz que están sobre la mesa, sino por la relación personal que han forjado ambos dirigentes, marcada por el respeto mutuo, a veces la tensión, y una visión compartida –aunque no libre de matices– sobre el futuro de la zona.

Desde el inicio de su segundo mandato, Trump ha convertido la relación con Israel en un eje de su política exterior. Netanyahu ha recibido esta conexión con gratitud, describiendo al presidente estadounidense como «el mejor amigo que Israel ha tenido jamás en la Casa Blanca», y subrayando que su apoyo ha sido «decisivo» para los avances logrados recientemente en la búsqueda de paz y seguridad regional. El dúo Marco Rubio/Jared Kuchner es una poderosa influencia en el mismo sentido, además de mantener una fluida comunicación con Arabia Saudí, Egipto, Jordania, Emiratos Árabes Unidos y Marruecos.

Paralelamente funcionarios de Inteligencia ven que Irán está ampliando su programa de misiles balísticos, que fue dañado por ataques militares israelíes, y preparan un informe sobre las opciones para atacar de nuevo. Teherán está reconstruyendo los sitios de enriquecimiento nuclear que Washington bombardeó en junio. Pero, los expertos consideran que los esfuerzos por reconstruir las instalaciones de misiles y reparar su sistema de defensa aérea dañado, son problemas más urgentes. Se espera que Netanyahu exponga a la dictadura islámica como una amenaza que requiere una acción rápida.

Su argumento sostiene que las acciones de Irán representan peligros no sólo para Israel, sino también para toda la región, incluidos intereses americanos. Israel llevará opciones para que Estados Unidos se una o ayude en cualquier nueva operación militar. «El Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) y el Gobierno iraní corroboraron la evaluación de Estados Unidos de que la 'Operación Martillo de Medianoche' aniquiló totalmente su capacidad nuclear», dijo Anna Kelly, portavoz adjunta de la Casa Blanca. «Como ha dicho el presidente, si Irán persiguiera un arma nuclear, ese sitio será atacado y destruido antes de que siquiera se acerquen a la meta».

La financiación de los proxis iraníes en la región también es una prioridad para los israelíes. «El programa de armas nucleares es muy preocupante pero no tan inmediato», declaró un oficial de Inteligencia militar. Los ataques que EE. UU. llevó a cabo en junio contra Irán, incluyeron 100 aviones y siete bombarderos B-2. Trump ha dicho que «aniquilaron los sitios de enriquecimiento nuclear», aunque algunas evaluaciones indicaron que los daños podrían no haber sido totales. Las fuerzas israelíes golpearon al mismo tiempo varios sitios de misiles balísticos. Los ataques militares en 2024 también dañaron todos los sistemas de defensa aérea S-300 de Irán, el más avanzado que opera el país, despejando el camino para dominar el espacio aéreo iraní, al reducir drásticamente la amenaza para los pilotos.

A diferencia de los ataques al programa de misiles balísticos, se necesitó una intervención directa de EE.UU. para dañar significativamente los emplazamientos nucleares, ya que esto requería bombas de 30.000 libras para destruir búnkers. Trump insinuó que podría estar abierto a volver a las conversaciones con Irán, al tiempo que advirtió a Teherán contra intentar reconstruir su programa de misiles. Dijo que Irán «puede intentar» reconstruir su programa, pero «les va a llevar mucho tiempo recuperarse». «Saben, podemos destruir sus armas muy rápido, tenemos un gran poder.»

La producción iraní de misiles podría aumentar hasta 3.000 al año, y la cantidad de ellos que podrían usar en un ataque es la preocupación más inmediata de Israel. «No hay duda real tras el último conflicto de que podemos obtener superioridad aérea y causar mucho más daño a Irán de lo que Irán puede causar a Israel –dijo el ministro de Defensa hebreo, Israel Katz– pero la amenaza es muy real, y no pudimos interceptarlos todos la última vez». Un gran volumen de misiles ayudaría a los ayatolás a defender mejor sus bases.

Un vínculo personal y político de años

La relación entre Trump y Netanyahu tiene raíces que se remontan a los años 2010, cuando Trump, aún antes de ser presidente, elogió a Netanyahu por su firmeza frente a la amenaza iraní y su rechazo al acuerdo nuclear con Teherán. A lo largo de los mandatos y cambios en Washington, esa relación ha tenido altibajos, pero se ha consolidado especialmente bajo la actual Administración, en la que Trump ha desplegado –a juicio de muchos analistas– un apoyo muy explícito a su homólogo israelí.

Netanyahu ha visto en Trump no solo a un aliado gubernamental, sino a un socio cuya influencia trasciende las políticas oficiales y toca lo personal. En más de una ocasión, Netanyahu ha destacado que «cuando nuestros países están hombro con hombro, logramos lo imposible», un reconocimiento que apunta tanto a logros compartidos como a desafíos aún por enfrentar. Por su parte, Trump ha elogiado la perseverancia de Netanyahu frente a décadas de conflictos y diplomacia complicada. «Hemos trabajado como un equipo quizá como nunca antes», ha dicho en varias ocasiones, destacando la cooperación entre EE.UU. e Israel frente a lo que ambos consideran amenazas claves para la seguridad global.

Netanyahu ha visto en Trump no solo a un aliado gubernamental, sino a un socio cuya influencia trasciende las políticas oficiales y toca lo personal

La historia reciente de la región se ha visto marcada por la guerra en la franja de Gaza –desatada tras los ataques de Hamás en octubre de 2023– y la prolongada preocupación por las ambiciones nucleares de Irán. Estos conflictos no solo han cobrado miles de vidas, sino que han redefinido las prioridades de seguridad de Israel y han colocado a Washington en el centro de la diplomacia regional.

Uno de los temas principales que dominará la conversación entre Netanyahu y Trump es la situación en Gaza y el plan de alto al fuego de varias fases. Trump ha impulsado una propuesta de paz multipartita –referida a menudo como el plan de «20 puntos»– que busca terminar el ciclo de guerra, la desmilitarización de Gaza, y una reconstrucción significativa de la zona. Como parte de este esfuerzo, se ha insistido en que el fin de la guerra pase por compromisos claros y verificables, con avances en el desmantelamiento de la capacidad militar de grupos terroristas en el enclave. Su enfoque combina presión diplomática y apoyo militar, con la intención de crear las condiciones para una paz duradera.

Netanyahu, por su lado, ha defendido repetidamente la necesidad de preservar la seguridad de Israel como condición para cualquier avance. Además, ha explicado que su visión para Gaza incluye no solo un alto el fuego, sino una desmilitarización completa del territorio y la responsabilidad continua de seguridad por parte de Israel, así como la creación de una administración civil pacífica que no esté dominada por Hamás.

Otro asunto estratégico es la situación con Irán. Jerusalén ha expresado preocupaciones profundas sobre la reconstrucción del programa de misiles balísticos y el potencial resurgimiento de capacidades nucleares de Teherán. En los últimos días, altos funcionarios israelíes han advertido a Washington de que recientes ejercicios de misiles podrían ocultar preparativos para acciones ofensivas, un mensaje que Netanyahu llevará directamente a Trump durante la reunión.

Netanyahu está particularmente centrado en persuadir a Trump de que la amenaza iraní no es solo un desafío regional, sino uno que exige una respuesta concertada de Estados Unidos e Israel. Fuentes cercanas sugieren que Netanyahu incluso planea presentar datos e Inteligencia detallada que, según sus asesores, demostrará que Irán está más activo que nunca en la reconstrucción de capacidades bélicas críticas.

Trump, por su parte, ha adoptado a menudo un tono de firme advertencia hacia Irán, sosteniendo que si Teherán persiste en perseguir armas nucleares, EE.UU. responderá con fuerza antes de que pueda alcanzar ese objetivo. Esta postura, aunque alineada con la de Israel, también refleja la percepción americana de que un equilibrio estratégico –más que un conflicto abierto– es la mejor manera de prevenir una escalada mayor.

Netanyahu está particularmente centrado en persuadir a Trump de que la amenaza iraní exige una respuesta concertada de Estados Unidos e Israel

Más allá de los corredores de guerra y paz, el eje de la cooperación incluye aspectos económicos y de normalización regional. Una muestra reciente es el acuerdo histórico de exportación de gas natural de Israel a Egipto, valorado en 35 mil millones de dólares, que fue concluido con el apoyo activo de Estados Unidos. Este tipo de iniciativas no solo fortalece los lazos económicos, sino que también crea incentivos para una mayor estabilidad y cooperación entre los países vecinos.

Trump, consciente de la importancia estratégica de estos acuerdos, busca consolidar una red económica regional que pueda complementar los esfuerzos diplomáticos, argumentando que la paz también debe construirse sobre cimientos económicos sólidos. Netanyahu ha acogido esta perspectiva, aunque siempre subrayando que la seguridad tradicional debe ir de la mano con la prosperidad compartida.

Planificar un futuro diferente

Sin embargo, no todo en esta relación es armonía. Recientes acciones militares israelíes en Gaza, como el ataque que mató a un comandante de Hamás sin previo aviso a Washington, provocaron fricciones con la Casa Blanca, que consideró que tales operaciones podrían poner en riesgo un alto el fuego frágil que Trump promovió activamente. Esto ilustra que, aunque la relación de fondo es fuerte, existen momentos de desacuerdo significativo sobre cómo avanzar hacia los objetivos compartidos. El republicano, que ve el alto el fuego y la estabilización como piezas clave de su legado político en Oriente Medio, ha transmitido a Netanyahu que tales operaciones unilaterales pueden complicar esfuerzos mayores para poner fin al ciclo de violencia.

Lo que distingue esta reunión es la mezcla de diplomacia tradicional con una interacción profundamente personal entre los dos líderes. Netanyahu no ha ocultado su admiración por Trump, evocando en más de una ocasión que la amistad entre ellos trasciende la mera alianza estratégica. «Serás grabado en la historia de nuestro pueblo», dijo Netanyahu en un discurso emotivo, refiriéndose a la influencia de Trump en la política de paz en la región. Trump, por su parte, ha respondido con un tono que también mezcla política y afecto personal, resaltando que la relación de Estados Unidos con Israel está «en su mejor momento», y que juntos pueden enfrentar desafíos que otros líderes han evitado. Aunque Trump es, por naturaleza, un político polarizador, adoptó con Netanyahu un enfoque pragmático para abordar cuestiones que afectan no solo a la seguridad nacional de Israel, sino al equilibrio de poder en toda la región.

A medida que Netanyahu se prepara para una vez más reunirse con Trump en Mar-a-Lago, la expectativa va más allá de los temas inmediatos. Este encuentro simboliza la continuidad de una relación que ha sido fundamental para la política de Oriente Medio en los últimos años. También representa un punto de inflexión: ¿puede este diálogo llevar a una paz duradera, a un equilibrio más estable, o intensificará las diferencias sobre cómo lograr esos objetivos?

La historia de las relaciones entre Estados Unidos e Israel está tejida con actos de cooperación estratégica, momentos de tensión y profundas ambiciones compartidas. En la próxima reunión entre Netanyahu y Trump, estos hilos volverán a entrelazarse, con la esperanza de que las decisiones tomadas no solo respondan a las urgencias del presente, sino que aporten una hoja de ruta para un futuro más seguro y pacífico para el mundo.