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05 de mayo de 2024

Alejandro Palmieri

Elecciones en Guatemala: la democracia prevalecerá

Guatemala sigue en el dificultoso camino hacia la construcción de instituciones sólidas; el reto es no permitir que los intentos de grupos antidemocráticos y perdedores inconformes tengan éxito

Actualizada 12:32

Sandra Torres Guatemala

Sandra Torres, ex primera dama y candidata a la presidencia de GuatemalaAFP

Luego de vicisitudes, en gran medida adversas, hoy se lleva a cabo la segunda vuelta electoral en Guatemala.
Al balotaje llegan Sandra Torres, la ex primera dama y dos veces candidata a la presidencia por el partido UNE y Bernardo Arévalo del partido Semilla; este último es hijo de un expresidente en los años cuarenta, Juan José Arévalo, quien encabezó el llamado «primer gobierno de la revolución».
Esta es la tercera ocasión en que Torres disputa un balotaje; Arévalo corre por primera vez y su paso al balotaje fue inesperado.
Tan inesperado –incluso para el propio partido– que varios partidos mejor colocados en las encuestas dudaron de la imparcialidad del resultado y lo cuestionaron, e incluso hubo voces que abiertamente clamaron fraude.
En un ambiente muy cargado, los guatemaltecos iremos a votar por dos opciones que, aunque disputan el balotaje, no representan las más altas preferencias.
En la primera vuelta, el voto nulo obtuvo el porcentaje más alto de votos (17,48 %), por encima del obtenido por Torres (15,86 %) y por Arévalo (11,77 %). Aunque este resultado es multicausal, la principal razón fue el rechazo a las opciones presentadas y un hastío al sistema por parte del electorado.
En ese orden de ideas, y aunque ambas opciones son de izquierda, Torres representa al sistema y Arévalo que pretende mostrarse como una opción progresista y «antisistema» –pero ha sido diputado por cuatro años– lo que presumiblemente permitiría a Arévalo atraer un buen porcentaje del voto nulo de la primera vuelta.
Precisamente por su afinidad al sistema, Torres ha hecho todo intento para convencer de que la apoyen a la gran cantidad de alcaldes electos por el partido oficial –que quedó en tercer lugar en la primera vuelta presidencial– y que consiguió el mayor número de alcaldías en el interior del país, aún rural.
En elecciones pasadas, el éxito de esta estrategia de acercamiento a los alcaldes electos ha sido marginal; para ganar, Torres deberá conseguir algo que no ha logrado hacerse hasta ahora.
Por el contrario, Arévalo finca sus oportunidades con el voto urbano y el voto joven. Como ha sucedido en otros países en Hispanoamérica (Chile, Colombia), son las capitales y centros urbanos los que han puesto presidentes.
A ello se debe agregar que usualmente los votantes urbanos van a votar por sus medios (hay más centros de votación cercanos) mientras que el votante rural debe conseguir transporte para movilizarse. No cabe duda de que allí está el otro factor con el que cuenta Torres: el acarreo de votantes.
También prevalecerá la república, todavía más importante. Este proceso electoral es sólo un suceso más en el largo –dificultoso frecuentemente– camino hacia la construcción de instituciones sólidas. El reto es no permitir que los intentos de los grupos antidemocráticos y de perdedores inconformes tengan éxito.
* Alejandro Palmieri es editor de Política en el diario República de Guatemala
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