Práctico
Parece mentira que algo tan pequeño e insignificante como los tapones de las válvulas de los neumáticos dé tanto juego. No sólo los hay de colores, sino que además los hay metálicos, de aluminio e incluso de fibra de carbono.
Se trata de uno de los vestigios del tuning, un movimiento que removió los cimientos de la automoción y que desapareció tan rápido como llegó.
En tienes especializadas es posible encontrar hasta tapones con el sello del fabricante en la parte superior, toda una delicatesen del diseño con dos problemas: no son baratos y los roban con facilidad.
Más allá de lo meramente estético es cierto que existen unos tapones verdes que tienen un significado que es poco conocido aunque es habitual verlos.
En este caso cuando los neumáticos se rellenan con nitrógeno en lugar de con oxígeno se opta por esta solución para identificar inmediatamente que no debemos rellenar esos neumáticos con oxígeno, pues estropearíamos los beneficios de este gas.
La principal ventaja de rellenar los neumáticos con nitrógeno es que se trata de un gas que tiene menos pérdidas que el oxígeno, esto quiere decir que hay menos bajadas de presión en la rueda como consecuencia del tiempo.
Mantener una presión constante en el neumático se traduce en menor consumo de combustible, en paralelo el desgaste del neumático es menor y la seguridad mayor.
El único inconveniente de esto es el habitual: el precio, pues suele costar en tres y cinco euros por neumático, con la peculiaridad de que a partir de entonces cada vez que queramos subir la presión debemos acudir a un taller en el que cuenten con esta tecnología, pues aunque podemos rellenarlo con aire normal, poco a poco iremos perdiendo los beneficios de este gas.
Con la compra de un juego de neumáticos es habitual que regalen el hinchado con hidrógeno, una atención tan interesante como funcional.
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