Práctico
Dentro de la jerarquía de las señales en carretera conviene saber que las conocidas como las señales horizontales o marcas viales, es decir las que están pintadas en la carretera, son las menos importantes.
En esta escala las más importantes son las indicaciones llevadas a cabo por agentes de la autoridad, seguidas de las circunstanciales o temporales, los semáforos, las señales verticales y las citadas marcas viales pintadas sobre el asfalto.
Hace ya tiempo que tanto la DGT, responsable final del catálogo de señales recogido en el Reglamento General de Conductores, como ayuntamientos o comunidades autónomas crean también sus propias señales de tráfico, que pese a no estar recogidas en el citado catálogo son de obligado cumplimiento.
En este caso además de utilizar nuevas señales los organismos pertinentes han creído oportuno cambiar el color de la señalización horizontal, lo que en ocasiones se ha convertido en un verdadero desmadre.
Por ejemplo en Madrid se usa pintura azul o verde para delimitar zonas de estacionamiento regulado en función de su uso, líneas rojas y blancas e incluso líneas amarillas.
Ahora vamos a hablar de estas últimas, muy habituales tanto en ciudad como en carretera. En ciudad su significado suele ser prohibido aparcar. Se usa tanto para delimitar zonas en las que está prohibido aparcar, con bandas longitudinales, como para pinta una raya en la zona que delimita la acera y la calzada con el mismo significado.
Otra cosa muy distinta ocurre cuando nos encontramos con líneas tradicionales de la carretera pintadas en amarillo. Este tipo de señalización tiene un sentido de temporalidad, es decir se trata de líneas temporales que normalmente están pintadas en ese color con motivo de una obra o similar.
De esta forma tienen mayor prioridad que las normales al tratarse de indicaciones temporales, aunque respetando siempre el orden de jerarquía, lo que quiere decir que una señal vertical de obra tiene prioridad sobre estas líneas.
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