Seguridad vial
Desafortunadamente, las estadísticas son muy tozudas. Aunque la Unión Europea esperaba haber iniciado hace ya años un camino de reducción de fallecidos en carretera, camino de los cero muertos en 2050, la realidad es que en Europa la siniestralidad se ha estancado e incluso repunta ligeramente en algunos países desde la pandemia por la covid.
Sin que nadie sea capaz de encontrar una causa justificada los accidentes se mantiene e incluso crecen, independientemente de que desde verano de 2022 la gran mayoría de los coches nuevos deban disponer de los famosos sistemas de seguridad ADAS (Advanced Driver Assistance Systems), lo que debería convertirlos en los vehículos más seguros de la historia.
De hecho, entre las ADAS más importantes está la caja negra, que será obligatoria en todos los vehículos nuevos a partir de 7 de julio de 2024. Se trata de un dispositivo que almacena toda la información sobre lo ocurrido en un coche instantes antes de un accidente.
Teóricamente, los organismos de seguridad como la DGT pueden tener acceso a esta información, aunque siempre de manera anónima.
En paralelo, ya hay diferentes instituciones y asociaciones de ámbito europeo que apelan a los teléfonos móviles de los conductores como la caja negra perfecta a la hora de determinar las causas de un accidente.
Los teléfonos móviles no solo almacenan información sobre la velocidad o la aceleración de un coche, sino que en muchos casos pueden reproducir incluso la trayectoria o los cambios de dirección que sufre un automóvil. Todo eso sin dejar de lado que los móviles actuales tendría capacidad para almacenar incluso la conversación que ha tenido lugar en un coche segundos antes del siniestro.
Por último y en materia de distracciones, los teléfonos disponen de una memoria de uso en la que es posible ver en cuestión de segundos si el conductor estaba haciendo una llamada, utilizando una red social o cualquier aplicación que pudiera distraer su atención.
Actualmente, tan solo el derecho a la privacidad protege a conductor y acompañante de hacer pública esta información, aunque determinados poderes interesados en la misma en caso de accidente, como pudieran ser las compañías de seguro o la propia DGT no cejará en su empeño por acceder a estos datos.
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