Los actos de vandalismo contra los radares cada vez son más habituales

Los actos de vandalismo contra los radares cada vez son más habituales

Radares

La delirante idea de un conductor extremeño para evitar una multa de velocidad

Esta es la historia de un conductor que en un solo fin de semana fue capaz de cometer dos de los mayores errores de su vida para evitar una simple multa

En los últimos meses hemos informado puntualmente de las medidas que está tomando la DGT contra el creciente vandalismo que sufren sus radares de carretera.
En este caso el organismo se ha visto obligado a licitar la compra de jaulas de protección prácticamente blindadas para guardar en su interior sus sofisticados equipos de radar.

Radares blindados

Así, entre la caja de protección, que están climatizadas, y los propios equipos de medición y cámara podemos hablar de un coste en torno a los 100.000 euros. Nos referimos siempre a equipos de radar fijos de la DGT.
Los conductores están cansados de la persecución de los radares

El vandalismo es habitual en los radares

Pero se trata de un problema que no es exclusivo de España, pues hace unos meses en el Reino Unido una banda de jubilados se dedicada a destrozar equipos a palos, mientras que en Italia Fleximan, un superhéroe que defiende a los conductores, los corta desde el mástil de sujeción con una radial.

Más allá de la realidad

Pero en este caso lo sucedido en España supera todo lo visto hasta el momento. Así, el pasado fin de semana un conductor de 53 años que circulaba por la CC-3.1 entre Cilleros y Moraleja, en Cáceres, fue sorprendido por uno de los minúsculos radares de la DGT tipo Veloláser, los más pequeños y sofisticados con los que cuenta el organismo.
Estos radares, que apenas pesan cinco kilos, pueden esconderse en prácticamente cualquier sitio, incluido detrás de señales o cubos de basura, lo que los hace prácticamente indetectables.
Los Velolaser destacan por su pequeño tamaño y bajo peso

Los Velolaser destacan por su pequeño tamaño y bajo peso

Disponen de conexión por wifi y bluetooth, por lo que no tienen cables y la patrulla de la policía que lo controla puede alejarse hasta un centenar de metros del equipo.

Por la calle de en medio

De esta forma, al ser sorprendido por unos de estos equipos por encima de la velocidad permitida, nuestro protagonista tomó la delirante decisión de parar, coger el radar y el trípode y llevárselo del lugar para no dejar pruebas de la infracción.
En paralelo el conductor cambió de sentido, evitando así el control policial dispuesto poco más adelante para pararlo.
Un Velolaser destrozado, el vandalismo está a la orden del día

Un Velolaser destrozado, el vandalismo está a la orden del día

Lo que no sabía nuestro protagonista es que estos equipos no necesitan cables de conexión, por lo cual su foto estaba ya en manos de los agentes de la Guardia Civil.
Pero la sorpresa de los agentes fue mayúscula al descubrir que la furgoneta había sido denunciada por robo horas antes, por lo que procedieron a llamar al dueño de la empresa propietaria del vehículo para sacara a la luz la historia que había detrás del ambos robos.

Dos errores en un día

Agentes y propietario llegaron a la conclusión de que la denuncia había sido fingida horas antes por el ladrón del radar, un trabajador de la empresa que había decidido disfrutar del vehículo de trabajo durante el fin de semana para su uso particular, por lo que tomó la decisión de denunciar el robo ante la posibilidad de ser descubierto por ello.
De ahí su delirante intento de borrar las ‘huellas del delito’ haciendo desaparecer el radar policial.
Los agentes localizaron el radar y el trípode destrozados no muy lejos del lugar del robo, un equipo homologado y valorado en más de 20.000 euros.
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