Adiós al dictador
Un integrista entra en el garaje privado de Bashar al Asad y no da crédito a lo que ve
Pese a su apariencia discreta, Al Assad guardaba en su garaje un auténtico tesoro del que ya han dispuesto los revolucionarios
Con una fortuna que se calcula entre los 1.500 y los 2.000 millones de euros parece que en Siria los únicos que vivían como auténticos reyes eran los miembros de la familia Al Assad, que han sido obligados a exiliarse del país a Rusia tras la revolución iniciada hace unos días por los integristas islámicos.
Lo que muy pocos de ellos podían imaginar era lo que se iban a encontrar en el palacio presidencial de Damasco y más en concreto su colección privada de coches.
Colección privada
Varios integristas recorren a pie la nave, mientras que otro lo hacen en coche mientras van grabando la brutal colección de vehículos, entre los vehículos allí expuestos, muchos de ellos con el capó abierto como si estuvieran en plena revisión, destacan varios Audi de alta gama, entre ellos un R8.
Tampoco faltan decenas de todoterreno de marcas como Toyota, Ford, e incluso un rarísimo Lamborghini LM002, unos de los vehículos más eficaces que existen fuera de las carreteras.
Representación
En el apartado de las berlinas de representación un Mercedes S600 Limousine, varios BMW de alta gama e incluso un Rolls Royce Phantom.
En materia de superdeportivos destacan dos Ferrari, uno de ellos un brutal F-50 y el otro un F-430, un Mercedes SLS, un Aston Martin DB9, un Lamborghini Countach y algunos modelos más que no terminan de ser fácilmente reconocibles.
Entre la colección pueden verse también varias caravanas e incluso un rarísimo vehículo que parece ser un blindado para el transporte de dinero y objetos valiosos.
Todos los vehículos disponían de las llaves y curiosamente muchos de ellos estaban abiertos, como si hubieran tenido que salir de allí apresuradamente sus cuidadores.
Además de la colección de coches, ha trascendido que los rebeldes habrían confiscado grandes cantidades de joyas, dinero y obras de arte, aunque no sabemos dónde acabarán.