
Todas las marcas europeas trabajan ya sobre acuerdos con marcas chinas
Mercado
Las marcas europeas de automóviles piden ayuda a las chinas para salvar la crisis del coche eléctrico
Las llegada de los coches eléctricos ha sumido a la industria europea en una crisis sin precedentes en el que las marcas chinas son las grandes beneficiadas
Los expertos del automóvil consideran que el automóvil europeo y en general el occidental, tiene un retraso tecnológico de unos cinco años frente a las marcas chinas.
La electrificación del automóvil ha dejado en una situación de extrema debilidad a las firmas europeas, que no disponen de tiempo ni de dinero para dar el salto tecnológico que necesitan para luchar en igualdad de condiciones con la industria china, que está subvencionada hasta niveles insospechados por el Gobierno asiático.
Industria dopada
Ante el panorama generado todas las marcas europeas llevan ya años trabajando acuerdos puntuales con las firmas chinas para tratar de salir adelante. Buscan ayuda tecnológica que le permita reducir los costes de fabricación y disponer de baterías y tecnología que es impensable hoy en el Viejo Continente.

China tiene el control mundial sobre el mercado de baterías
El último de los fabricantes en recurrir a ellos ha sido Nissan, marca participada por Renault, que acaba de anunciar su intención para llegar a un acuerdo con la firma china Dongfeng para la utilización de sus plantas en el mundo para la producción de coches chinos.
Una solución desesperada de una marca que ha anunciado recientemente el despido de un 15 % de su plantilla en el mundo, unos 20.000 trabajadores y que a día de hoy tiene un futuro muy negro por delante.
Nissan: al mejor postor
Pero un análisis marca por marca permite ver que en mayor o menos medida todos los fabricantes europeos están de una u otra forma en manos chinas tras alcanzar acuerdos de fabricación e incluso accionariales que les permitan encontrar una salida hacia delante.
En el caso de Renault, por ejemplo, hace ya años que trabaja junto al grupo Geely en su división Horse, participada también financieramente para la producción de motores de combustión e híbridos de alto rendimiento energético y bajo consumo.
Un acuerdo extremadamente ventajoso si tenemos en cuenta que hoy en día los motores híbridos son la clave de un mercado que casi ha renunciado temporalmente al coche eléctrico.

Renault y Geely trabajan de la mano en Horse
Stellantis, por su parte, compró hace más de un año una participación muy importante en la marca china Leapmotor, su principal socio en la actualidad hasta tal punto que los rumores indican que la marca china va a producir alguno de sus modelos en las plantas europeas de Stellantis, en concreto en Figueruelas.

Stellantis comercializa en Europa el nuevo Leapmotor C10
Mercedes es uno de los ejemplos más extremos, pues su principal accionista hoy es la china Geely, a la vez que trabajan con socios tecnológicos locales para la nueva generación de vehículos eléctricos encabezados por el nuevo Mercedes CLA.
Mercedes, BMW, Volkswagen...
Por su parte BMW y la china Brilliance formaron hace años una alianza para la creación de la empresa BBA, aunque recientes desacuerdos accionariales tras la compra del 75 % de la compañía por BMW podría terminar en la salida de Brilliance, que podría actuar de manera independiente en Europa.

Los Ebro nacen fruto de un acuerdo de colaboración entre España y China
Por su parte el último gran grupo europeo que queda por citar, Volkswagen, mantiene un acuerdo desde hace años con la china SAIC, propietaria de MG entre otras, un socio junto al cual está trabajando en una de las mayores oleadas de producto de la historia que comprende la puesta en el mercado de una docena de coches chinos destinados al mercado asiático.
En España el capital chino facilitado por el gigante Chery ha permitido la reindustrialización parcial de la antigua planta de Nissan en Zona Franca, donde antes de que termine el año estarán ya produciendo hasta cuatro modelos de las marcas Ebro, Omoda y Jaecoo, aunque es cierto que en modo ensamblaje, pero con la intención de llegar a la fabricación integral en un futuro.