Imagen del cementerio, junto a un cementerio de aviones
Insólito
El sorprendente cementerio de coches nuevos en el que reposan miles de Volkswagen sin estrenar
Es necesario conocer la historia del automóvil para saber qué pintan miles de coches nuevos tirados en mitad de un desierto de los Estados Unidos
El año 2015 supuso el punto de inflexión para el automóvil moderno y ha cambiado para siempre su funcionamiento. Aquel año, los Estados Unidos denunciaron que el Grupo Volkswagen llevaba desde 2008 montando un software ilegal en sus coches que falseaba las emisiones de sus diésel cuando eran sometidos a pruebas para verificarlas.
La dirección de la época decidió que era más sencillo falsear las emisiones de los coches que cumplir con las estrictas normas en la materia, uno de los mayores escándalos del automóvil que llevó a la cárcel a algunos de sus directivos.
Cientos de miles de coches
El problema afectó a la marca en todo el mundo y Volkswagen tuvo que hacer frente a indemnizaciones superiores a los 33.000 millones de dólares solo en los Estados Unidos, de los cuales más de 7.500 fueron destinados a recomprar coches seminuevos que estaban ya en manos de sus clientes.
Cerca de la campa hay aviones viejos
Hablamos de unos 300.000 vehículos de las marcas Audi y Volkswagen que sobrepasaron por su volumen al propio fabricante, que literalmente no sabía qué hacer con tantos coches que no podían volver al mercado.
Desbordados de coches
Así el grupo cuenta en los Estados Unidos con más de 40 instalaciones de almacenamiento de aquellos coches, por ejemplo un estadio de fútbol abandonado o una antigua fábrica de harina en Minnesota, una verdadera locura que se completa con esta campa en pleno desierto de Mojave con miles de coches que puede verse a través de Google Maps, aunque no es fácil de encontrar.
La campa es sencillamente brutal
Curiosamente los coches están 'estacionados' junto a otra instalación de aviones chatarra donde esperan ser desguazados.
No podemos imaginar el estado en el que deben encontrarse los vehículos tras más de una década aparcados en mitad del desierto con temperaturas abrasadoras por el día mientras que por la noche llegan a bajar de cero grados centígrados, una verdadera pena.