Un cementerio de neumáticos, algo más habitual de lo que pensamos
Desastre
La fórmula de Pakistán para deshacerse de las ruedas usadas: aunque no sabemos qué opinará Greta Thunberg
Los neumáticos son uno de los componentes más contaminantes del automóvil, pero su reciclaje aún no importa demasiado fuera de Europa
Hace ya años que en Europa nos estamos tomando muy en serio el tema de las emisiones y la contaminación. Pero se trata de una pérdida de tiempo si en el resto del mundo países como China, India o Pakistán siguen siendo máquinas de contaminar sin escrúpulos
En Europa, desde principio de este siglo cada vez que los conductores ponen neumáticos nuevos en su vehículo están obligados a pagar lo que se conoce como una ecotasa, o precio de reciclado, en el caso de cada neumático de un coche podríamos hablar de unos dos euros.
Dos euros por goma
Con este dinero pagamos el procedimiento necesario para deshacernos de un neumático sin dañar el medioambiente, de hecho suelen transformarse en polvo de goma para hacer suelo o en asfaltos de buena calidad.
En Pakistán las cosas se hacen de otra manera
En Pakistán la comunidad internacional denuncia desde hace años la costumbre que hay de quemar los neumáticos viejos, más allá de manifestaciones y similares, donde los usan para hacer barricadas, allí todavía alimentan algunas de sus industrias con neumáticos usados cuando faltan otros carburantes
Carburante industrial
Del mismo modo se practica la pirólisis, que consiste en un calentar las gomas en ausencia de oxígeno, lo que provoca un fenómeno de descomposición química cuando se someten a temperatura de entre 400 y 600 grados, produciendo aceites, carbón negro o gas sintético, un procedimiento altamente contaminante y que el Gobierno está tratando de prohibir.
Aunque tampoco hay mucho que hacer si tenemos en cuenta que hace solo unos días ardió en Karachi uno de los mayores depósitos de neumáticos usados. En este caso todo apunta a los responsables que necesitaban hacer sitio, un incendio que tuvo lugar en Mawach Goth y que fue imposible de apagar.
Las instalaciones estuvieron ardiendo tres días y tres noches completos sin que la docena de camiones de bomberos que intervinieron pudieran hacer demasiado, pues en fuegos de este tipo resulta muy complicado intervenir.