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08 de mayo de 2024

Ventura Pérez Mariño

EFE

Ventura Pérez Mariño (1948-2024)

Un socialista incorruptible

Sus sólidas convicciones éticas le obligaron a renunciar a su escaño parlamentario y forzaron su derrocamiento como alcalde de Vigo

Ventura Pérez Mariño
Nació el 29 de diciembre de 1948 en Vigo (Pontevedra), donde falleció el 14 de febrero de 2024

Ventura José Emilio Pérez Mariño

Político y jurista

Licenciado en Derecho, inició su andadura en la abogacía en el bufete de Enrique Tierno Galván –donde también coincidió con Raúl Morodo– antes de hacer carrera en la judicatura. Fue diputado en el Congreso entre 1993 y 1995 y alcalde de Vigo durante seis meses en 2003.

El 13 de diciembre de 2003 se produjo un acontecimiento insólito durante el Pleno del Ayuntamiento de Vigo: los concejales del Partido Popular y los del Bloque Nacionalista Gallego (BNG) aunaron sus votos para arrebatar la alcaldía del municipio al socialista Ventura Pérez Mariño. Este último ocupaba el cargo desde hacía seis meses gracias, precisamente, a los votos de los nacionalistas, pues el PSOE no fue la lista más votada por los vigueses en los comicios municipales de mayo de 2003.
Sin embargo, la convivencia entre el BNG y Pérez Mariño fue conflictiva prácticamente desde el principio, siendo la gota que colmó el vaso la firme oposición del primer edil al exceso de edificabilidad contemplado en el proyecto de Plan General de Ordenación Municipal. Fue sustituido por la popular Corina Porro. El ya exalcalde permaneció en el consistorio como concejal raso hasta su renuncia en 2005. A lo que nunca renunció fue a sus convicciones socialistas.
La experiencia municipal de Pérez Mariño en la urbe que le había visto nacer era su segunda incursión en la política. La primera se produjo en 1993 cuando aceptó encabezar la lista del PSOE por la provincia de Lugo en las elecciones de aquel año; en un contexto difícil para los socialistas, estos estimaron oportuno afrontar el asedio judicial y político por los numerosos casos de corrupción –Filesa era uno de ellos– incorporando a «jueces estrella» a sus candidaturas, como garantía de compromiso. El primero en aceptar fue Baltasar Garzón. Pérez Mariño, su entonces compañero en la Audiencia Nacional, decidió seguir sus pasos. Ambos obtuvieron escaño.
Con todo, la desilusión se fue sedimentando tanto en Garzón como en Pérez Mariño: el primero vio cómo se le escapaba el ministerio de Justicia que tanto ansiaba –el puesto fue a parar a Juan Alberto Belloch, magistrado progresista, pero sin escaño–; mientras las sólidas convicciones éticas del segundo eran difícilmente compatibles con la cerrazón política y judicial del PSOE en pleno estallido, sin ir más lejos –pues la lista no era exhaustiva– de los casos Roldán y Gal.
Su paciencia se agotó entre finales de 1994 y principios de 1995, cuando votó cuatro veces contra el Gobierno en el Congreso y pidió públicamente la dimisión de Felipe González. Toda una osadía teniendo en cuenta el escenario político de la época y el seguimiento borreguil al que los partidos españoles someten a sus parlamentarios. De nuevo, Pérez Mariño fue consecuente: el 13 de febrero de 1995 abandonó a su escaño en el Congreso. Acto seguido, se reincorporó a su plaza en la Audiencia Nacional, participando, entre otras actuaciones, en la elaboración del fallo que condenó a Mario Conde a 20 años de prisión por el Caso Banesto.
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