
José Luis García Sabrido
José Luis García Sabrido (1945-2025)
Operaba tanto a Fidel Castro como a Mariano Rajoy
Empezó ayudando de niño a su padre, asistente de un médico forense, y terminó realizando 1.200 trasplantes de hígado

José Luis García Sabrido
Médico cirujano
Jefe de Cirugía General del Hospital Gregorio Marañón de Madrid durante décadas, operó a diversas personalidades, entre las cuales destacan los dictadores Fidel y Raúl Castro, Hugo Chávez y demócratas como el expresidente del Gobierno Mariano Rajoy.
Al profesor García Sabrido le vino la vocación de cirujano casi desde la infancia: hijo, sobrino y primo de profesionales de la Medicina, afincados en Talavera de la Reina, como él mismo contó en una entrevista concedida a la Sociedad Española de Oncología Quirúrgica, «mi padre era ayudante del forense y yo estaba en ese periodo de inquietud de los 13 o 14 años en el que todavía no había ingresado en la Facultad de Medicina. Esto se prolongó años después: entre otras actividades, yo me enrolaba con ellos, iban a pueblos de la sierra a hacer autopsias en los cementerios y participaba con ellos en la autopsia judicial». Esto era en su etapa adolescente.
A los 16 años, una vez concluida su formación secundaria, García Sabrido partió rumbo a Madrid, con la ventaja de la experiencia práctica adquirida en el ámbito familiar –«me permitió un conocimiento de la anatomía en cadáveres frescos que era absolutamente mejor que la de los cadáveres conservados de la facultad»– para estudiar Medicina. En la capital tuvo la suerte de conocer al cirujano José Luis Barros, fallecido en 2001, que, al margen de su profesión –o, incluso a través de ella–, tejió una extensa red de amistades en ámbitos intelectuales y artísticos. Fue así como su discípulo García Sabrido conoció a personalidades como Luis Buñuel, José Bergamín o José Manuel Caballero Bonald.
Mas el cirujano en ciernes tenía antes que ampliar su formación, tarea que cumplió en el Reino Unido –St Mary’s Hospital de Londres–, Canadá –Royal Victoria Hospital, Montreal– y Estados Unidos –Memorial Mass General en Boston y la Universidad de Chicago, entre otros lugares–, donde se decantó por la Oncología quirúrgica.
De vuelta a España se «afincó» hasta su jubilación en el Hospital Gregorio Marañón de Madrid, del que fue jefe del Servicio de Cirugía General y donde realizó alrededor de 1.200 trasplantes de hígado. Aunque no solo. Un prestigio consolidado que le permitió operar a diversas personalidades. Uno de los contactos que rescató de Barros fue el bailarín Antonio Gades.Quien también era uno de los principales lacayos de la dictadura cubana en España le puso en contacto con la élite castrista; lo que facilitó su frecuente presencia en La Habana para operar en hospitales locales. Hasta que un día le llamaron para que hiciese lo propio con el mismísimo Fidel Castro, ya octogenario, aquejado de una hemorragia digestiva baja. García Sabrido hizo lo que pudo en una cirugía compleja, por lo que el sátrapa pudo vivir unos diez años más. El siguiente sátrapa sobre el que pasó su bisturí fue Hugo Chávez. Ya en vano. Profesional ante todo, también operó a Mariano Rajoy de una hernia inguinal.