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El expresidente del Gobierno de Canarias, Manuel Hermoso, durante el acto de entrega de sus archivos

El expresidente del Gobierno de Canarias, Manuel Hermoso, durante el acto de entrega de sus archivosEFE

Manuel Hermoso (1935-2025)

Cuando las autonomías funcionaban a pleno rendimiento

Gestionó razonablemente el archipiélago canario encabezando una coalición heteróclita de autonomistas, nacionalistas y localistas y hasta del Cds, antes de recibir el apoyo del Partido Popular

Manuel Hermoso Rojas, promete el cargo en el acto celebrado en la sede del Gobierno canario en las Palmas de Gran Canaria

Manuel Antonio Hermoso Rojas

Nació en San Cristóbal de La Laguna el 24 de julio de 1935 y falleció en Santa Cruz de Tenerife el 17 de junio de 1935

Ingeniero Industrial, fue alcalde de Santa Cruz de Tenerife entre 1979 y 1991, vicepresidente de la autonomía canaria entre 1991 y 1993, y presidente de la misma entre 1993 y 1999.

Manuel Hermoso Rojas tomó posesión el 2 de abril de 1993 como presidente del Ejecutivo autonómico de Canarias a raíz del éxito de una moción de censura presentada contra el socialista Jerónimo Saavedra, de quien había sido vicepresidente primero desde 1991. Se dispuso a gobernar el archipiélago a la cabeza de una coalición conformada por la Agrupación Tinerfeña de Independientes, Centro Democrático y Social, Iniciativa Canaria Nacionalista, Asamblea Majorera y Centro Canario Nacionalista.

La heteróclita fórmula, quiérase o no, funcionó: en los comicios autonómicos de 1995, Coalición Canaria (CC) -cuya fundación impulsó el propio Hermoso al alcanzar el poder- subió cinco escaños. Además, en esa ocasión terminó pactando su permanencia al frente del Ejecutivo canario con un Partido Popular -y su entonces líder, José Miguel Bravo de Laguna, hoy presidente de Unidos por Gran Canaria- que también había experimentado una importante progresión. Hermoso encarnó, pues, a la perfección el tipo de dirigente autonómico capaz de pactar con cualquiera de los dos grandes partidos nacionales según la evolución de las circunstancias, obviando cualquier sesgo ideológico y manteniendo siempre la centralidad de su formación localista.

Ya había dado muestras de su hábil manejo de ese método político durante los doce años, entre 1979 y 1991, en que rigió los destinos de Santa Cruz de Tenerife. Elegido alcalde bajo las siglas de la Unión de Centro Democrático (Ucd), en 1983, ante el colapso del partido creado por Adolfo Suárez, contribuyó, en compañía de otros alcaldes de la isla, a poner en marcha la Agrupación Tinerfeña de Independientes.

De nuevo, su iniciativa fue recompensada con el éxito electoral, permaneciendo ocho años más como primer edil de Santa Cruz. Y gracias a una gestión pragmática y posibilista -lo mismo ocurrió cuando era presidente autonómico- cuya transformación más carismática fue la recuperación de los terrenos que hoy conforman Cabo Llanos, que hoy acogen al Parque Marítimo, los rascacielos de Torres de Santa Cruz o el auditorio Adán Martín, obra de Santiago Calatrava.

Hermoso, al igual que muchas figuras de Ucd, inició su andadura política en el tardofranquismo. En su caso, como delegado provincial del Instituto Nacional de Industria, cargo al que llegó, según el ensayista canario José H. Chela, por obra y gracia de Rodolfo Martín Villa. Sin embargo, a diferencia de la mayor parte de las élites tardofranquistas, Hermoso no era funcionario, sino empresario: ingeniero industrial formado en Madrid, tras un periodo en la capital, volvió a Tenerife para gestionar la empresa de muebles su padre antes de fundar la suya propia, especializada en prefabricados.

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