Guillermo Fernández Vara
Guillermo Fernández Vara (1958-2025)
Un clásico «barón» regional del PSOE
Fue presidente autonómico de Extremadura entre 2007 y 2011 y 2015 y 2023, siempre con fidelidad a Madrid pese a algunas críticas a Sánchez
Guillermo Fernández Vara
Médico forense y profesor universitario de la especialidad, se dedicó a tiempo completo a la política desde 1995: primero como alto cargo de la Junta de Extremadura, después, como consejero de Sanidad entre 1996 y 2007, después como presidente autonómico entre 2007 y 2011 y entre 2015 y 2023.
Guillermo Fernández Vara rellenó titulares por última vez el pasado mes de mayo, cuando empezaban las revelaciones de los escándalos que hoy siguen asolando al PSOE. Entonces, se dio a conocer el contenido de unos mensajes en poder del controvertido Koldo García, en los que Pedro Sánchez llamaba «impresentable» a quien fuera, durante doce años divididos en dos etapas, presidente autonómico de Extremadura. Los mensajes en cuestión rezumaban la ira del presidente del Gobierno por las críticas de Fernández Vara a los pactos parlamentarios con Bildu. El revuelo mediático desencadenado fue de tal magnitud que su sucesora al frente de la autonomía extremeña, la popular María Guardiola, tuvo que salir en su defensa.
Mas la verdad obliga a decir que, si bien es cierto que Fernández Vara andaba algo descontento con la deriva emprendida por Sánchez, sus críticas nunca alcanzaron el tono o la publicidad de las emitidas por el actual presidente autonómico de Castilla La Mancha, Emiliano García-Page, o por su colega aragonés, también recientemente fallecido, Javier Lambán. Incluso, en noviembre de 2023, al anunciarse la amnistía en beneficio de los golpistas catalanes de 2017, Fernández Vara, que ya ocupaba un escaño de senador, reprochó al PP que no condenara las manifestaciones frente a la sede central del PSOE en la madrileña calle de Ferraz.
Tal vez se deba al hecho de que siempre fue muy «oficialista», adaptándose sin mayores reservas tanto a José Luis Rodríguez Zapatero y a Sánchez en Madrid como, en Mérida, a Juan Carlos Rodríguez Ibarra. Fue este último quien le elevó a las alturas de la política extremeña. Fernández Vara, nieto de fiscal e hijo de un magistrado del Tribunal Supremo, era un brillante médico forense afiliado al PSOE -pese a una fugaz militancia anterior en Alianza Popular- cuando en 1995 fue nombrado director general de Salud Pública y Consumo. Al año siguiente ya era consejero de Sanidad.
Ya exhibía las características de un político aguerrido que entendió desde el principio el sistema de poder establecido por Rodríguez Ibarra: nada de contestaciones internas, aventuras personales y maniobras sucesorias antes de que el jefe decidiese marcharse. Tardó once años, tiempo que Fernández Vara dedicó a consolidarse en la consejería y extender poco a poco su influencia en el partido. La estrategia mereció la pena, pues en 2006, Rodríguez Ibarra optó por no representarse a las autonómicas del año siguiente, designando a Fernández Vara como sucesor. El PSOE local, como entonces era costumbre -después conoció una existencia más agitada-, asintió acríticamente.
Fernández Vara supo recoger el guante y arrolló en las elecciones. Cuatro años más tarde, víctima de la ola antizapaterista que recorría España, cedió su cargo al popular José Antonio Monago. Sin embargo, a diferencia del resto de líderes españoles, que dejan la política una vez derrotados, Fernández Vara optó por permanecer una legislatura como jefe de la oposición, ayudado simultáneamente por su fuerte control del PSOE extremeño y por las torpezas de Monago. En 2015 y en 2019 volvió a ganar con holgura. Pero en 2023, fue vencido, sin ser aplastado, por Guardiola. Se refugió en el Senado.