Primer ministro y editor de Prensa, siempre demócrata

Francisco José Pereira Pinto Balsemao, más conocido por las dos últimas palabras que conforman su largo apellido, se convirtió en primer ministro de Portugal el 13 de diciembre de 1980, 9 días después de la tragedia aérea en la que pereció su predecesor y amigo íntimo Francisco de Sá Carneiro. Juntos habían fundado, en los albores de la transición portuguesa, el Partido Social Demócrata (Psd) que, como su nombre no indica, es de centro-derecha.

Una vez instalado en el palacio de Sao Bento, Pinto Balsemao, consciente de que asumía el mando en el ecuador de una legislatura que había desgastado al Psd -entre otras razones, por la difícil convivencia con su socio conservador Diogo Freitas do Amaral-, se centró en asuntos esenciales: hizo avanzar de forma decisiva las negociaciones de cara a la adhesión de Portugal a lo que entonces era la Comunidad Económica Europea, reformó la Constitución para liberarla de la tutela que los militares venían ejerciendo desde la caída del régimen salazarista y realizó una visita oficial a Estados Unidos para corroborar ante Ronald Reagan el compromiso atlantista del país luso.

Mas estos logros no fueron suficientes para ganar los comicios legislativos de 1983, que llevaron al poder a un Mario Soares que, de esa forma, completaba el círculo de la edad dorada del socialismo mediterráneo: Mitterrand y Papandreu gobernaban en Francia y Grecia, respectivamente, desde 1981 y González hacía lo propio en España desde 1982. Fuera del Gobierno, Pinto Balsemao permaneció algunos años más como parlamentario, si bien dedicó el grueso de sus esfuerzos al semanario Expresso, la gran realización de su vida profesional.

Expresso es el semanario que Pinto Balsemao fundó en enero de 1973, algo más de un año antes del estallido de la Revolución de los Claveles, en compañía, aunque no era el único, de Marcelo Rebelo de Sousa, actual presidente de la República. Ambos y el resto del equipo pretendían hacer una publicación que siguiera el modelo de los dominicales británicos y que defendiera los principios de una democracia liberal avanzada, objetivos que fueron alcanzados. Los inicios no fueron fáciles: alrededor de 2.000 artículos sufrieron la censura de una dictadura que andaba en sus últimas.

La mentalidad tolerante del editor Pinto Balsemao se percibió igualmente cuando era primer ministro, pidiendo sin ambages que Expreso siguiera su línea editorial, que no tenía por qué alinearse con sus propios intereses políticos. Unos intereses que Pinto Balsemao tampoco alineó con sus intereses sociales: retoño de una acomodada familia lisboeta, tenía por delante una vida más bien fácil que abandonó para poder practicar sus convicciones a través de los medios. Sin embargo, no borró todo de sus orígenes: de su niñez conservó, por ejemplo, una amistad con el Rey Juan Carlos forjada en las pistas de tenis del Estoril de los 50. Ambos podrían ser incluso parientes: Pinto Balsemao descendía, por vía ilegítima, de Pedro IV de Portugal.