Necesitamos menos Estado
Quienes creemos en Dios nos toca rezar más; quienes anteponen las racionalidad científica, pues más estudio
Estamos ya como en el 2008, cuando en aquel otoño negro parecían caerse las columnas del templo de la economía occidental. En realidad, nos encontramos ya en medio del ojo del huracán, pero las consecuencias se percibirán más adelante. De las crisis económicas se sale. De las políticas y de valores con dificultad, de la crisis de civilización, incluida en ella la transformación religiosa, que es la verdadera tormenta que ahora mismo arrasa a Occidente, ya no me atrevo a decir nada. Quienes creemos en Dios nos toca rezar más; quienes anteponen la racionalidad científica, pues más estudio. Quienes quieren arreglar la política, solo hay una receta: más democracia. Y quienes pretendan salir del atolladero económico, menos Estado. Cada vez que nos asola una depresión económica, a los mediocres que nos gobiernan solo se les ocurre limitarnos las libertades, clavarnos impuestos y regular nuestra vida hasta en los aspectos más íntimos. Dicen que lo hacen para protegernos, pero, en realidad, el resultado final es que nos restan libertad. El paradigma comunista se acerca, pero algunos o no lo saben o se hacen los tontos, creyendo que esto ya lo arreglará el que viene detrás. Mi consejo sincero a quienes van a tener que arreglar y superar todos los escollos que el sanchismo ha sembrado como si fuese un campo de minas: más libertad. O se hace una política liberal o repetir un «Montoro» nos llevará a la quiebra definitiva. Pero de las crisis se sale, el problema es todo lo que nos vamos a dejar por el camino.
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