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19 de abril de 2024

El puntalAntonio Jiménez

El abrazo del oso

Es efectivamente una incongruencia insalvable, dice Feijóo, pretender reforzar el Estado de derecho con más independencia judicial y a la vez pactar con los independentistas desprotegerlo

Actualizada 01:30

Me lo dice un exdirigente socialista más identificado con la socialdemocracia «felipista» que conmemora estos días la victoria aplastante del PSOE en las urnas del 28-O hace 40 años que con el «sanchismo» oportunista y populista: «De Sánchez y del muro cuanto más lejos más seguro. Es el dicho que más repiten los barones, alcaldes y candidatos socialistas en las autonómicas y municipales de mayo próximo». Sánchez se ha convertido en un personaje tóxico que ha alicatado su existencia política con mentiras y engaños difícilmente compatibles con la confianza y la credibilidad que debe inspirar un gobernante y por supuesto un aspirante.
Los suyos ya saben desde Galicia a Andalucía pasando por Madrid y Castilla y León que la cercanía de «su sanchidad» produce un efecto devastador en las urnas para sus intereses electorales por más «tezanos» que digan lo contrario.
Con Sánchez no quieren ir ni a heredar. Advertidos están como también lo estaba Feijóo antes de enfrascarse en las negociaciones para renovar el CGPJ y el TC, ahora congeladas, después de haber sido víctima de su «trilerismo» político habitual: con una mano le escondía la bolita al PP y con la otra se la enseñaba a ERC concediéndole la reforma del delito de sedición a cambio de apoyar los Presupuestos con la excusa de homologarlo a los estándares europeos; cosa que no es cierto por que el citado delito está más penado en algunos de los países de nuestro entorno que en España.
O sea que el «trilero monclovita» negociaba con los populares reforzar la independencia judicial mientras instrumentalizaba de nuevo a la Justicia poniéndola a su servicio y al de las «martas roviras y puigdemones» de turno, desarmando al Estado de derecho frente a futuros desafíos golpistas.
Es efectivamente una incongruencia insalvable, dice Feijóo, pretender reforzar el Estado de derecho con más independencia judicial y a la vez pactar con los independentistas desprotegerlo.
Después de esto difícilmente se podrá retornar a las negociaciones y recuperar un posible acuerdo que por lo filtrado, de haberse rubricado, habría dejado en evidencia a Feijóo, no ya ante una supuesta derecha política, judicial y mediática crítica con el pacto, sino ante su electorado contrario a darle un balón de oxígeno a quien ha hecho del engaño y la mentira su norma de conducta política habitual.
Negociar de buena fe y con sentido de Estado con un tipo sin escrúpulos como Sánchez que desde el minuto uno de la legislatura optó por aliarse con quienes más empeño ponen en debilitar sus instituciones conduce inevitablemente a este tipo de situaciones y a ser víctima de una suerte de abrazo del oso que para Feijóo, de haberse rubricado el pacto, habría supuesto perder una parte de sus expectativas electorales. El líder del PP ya está avisado de nuevo sobre la catadura política del personaje para no negociar nada con él que no sea una reforma del Código Penal que endurezca las penas de los delitos de rebelión y sedición además de tipificar de nuevo la simple convocatoria de referendos ilegales. Todo lo contrario de lo que pretende Sánchez con ERC reduciendo a la mínima expresión un delito que usted ni nadie que no quiera violentar la legalidad constitucional cometerá jamás.
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