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19 de abril de 2024

Vidas ejemplaresLuis Ventoso

El PSOE, una peli de Torrente

Las imágenes burdelescas de la trama Mediador son memoria democrática, pues evocan las bacanales de Roldán, el gran pícaro del felipismo, y de los ERE

Actualizada 13:02

Al acabar la carrera tuve ocasión de vivir unos meses en Toronto. Al llegar allí me llamó la atención que los periódicos se agolpaban en plena rúe en un expositor abierto, con una huchita para depositar las monedas. El primer pensamiento que me vino a la cabeza es obvio: «Pones esto en España y se llevarían el periódico sin apoquinar la pasta. O hasta se llevarían el periódico y la hucha».
Los españoles tenemos muchas virtudes y también una cierta veta pícara que viene de lejos. Al fin y al cabo, somos el único país del mundo que consagró todo un género literario a la trampilla y la mangancia: la novela picaresca. La corrupción, aun sin ser tan extrema como en ciertos países rezagados, salpica de cuando en vez a partidos e instituciones de todo pelaje. Aquí han trincado políticos de derecha e izquierda. Los sindicatos tienen a chorizos en la trena. Los separatistas... pues ahí está Laura Borrás, entre otras prendas. Un comisario de policía gansteril grabó y extorsionó a media alta moqueta. El Barça untaba a los árbitros. Un yerno del Rey acabó en la trena… No falta de nada.
Con semejante panorama, triste reflejo de la calidad moral de la propia sociedad, un día de junio de 2018 emergió Sánchez y echó a Rajoy invocando los casos de corrupción del PP (que ciertamente existían). Pero que el PSOE se ponga a dar lecciones de moral pública es algo así como si los mercenarios del Grupo Wagner impartiesen un máster de pacifismo.
Estos días estamos asistiendo a todo un ejemplo de Memoria Democrática: el PSOE homenajea con el caso Mediador a su corrupto más emblemático, Luis Roldán, el director general de la Guardia Civil de Felipe González.
Tras trincar todo lo trincable, Roldán protagonizó una rocambolesca fuga de diez meses hasta que lo detuvieron en Bangkok, en 1995. Mientras andaba escapado, una revista publicó las fotografías de una bacanal que había organizado en un hotel de Mallorca siendo todavía jefe supremo de la Benemérita. Aquellas imágenes constituyen el casposo icono de la historia de la corrupción en España: Roldán, pecho lobo al aire y con un calzoncillo blanco de mercería como todo atavío, sonríe muy ufano en el transcurso de su solaz con unas meretrices.
Casi treinta años después, la estética cutre de las andanzas golfas de Roldán reaparece tal cual en las fotos de las juergas de la trama Mediador, que gira alrededor del diputado del PSOE apodado Tito Berni (Juan Bernardo Fuentes Curbelo, de nombre de escaño). Es como si el PSOE hubiese querido rendir un tributo a Roldán y a la banda de los ERE. Los mismos bandullos pilosos al aire, las mismas piernas de pajarillo en gayumbos, el mismo ambiente sórdido, las mismas copas y estimulantes por vía nasal. Solo han avanzado los corruptos del PSOE, el partido que gasta el jocoso lema de «Más de cien años de honradez», en que ahora añaden al cóctel la viagra, refuerzo del que no disponía en su día el esforzado Roldán.
El caso Mediador es como una secuela socialista de las películas de Torrente. Un diputado del PSOE canario prometía a empresarios intermediar a cambio de mordidas y los agasajaba en Madrid con una gira turística por el Congreso, seguida de una cena-bolingón y una visita al lupanar a modo de guinda del acuerdo.
¿Dónde está ahora aquel Sánchez justiciero de 2018, que clamaba desesperado en el Congreso contra la corrupción? Pues lo no sabemos. Igual anda ya afanado en la mudanza que le tocará organizar a fin de año...
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