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20 de abril de 2024

Al bate y sin guanteZoé Valdés

Sánchez no es Sánchez per se

Es obvio que es el pelele y el títere usado por los nuevos dominios comunistas, los que cambian de título a los partidos, según las necesarias (para ellos) apariencias

Actualizada 10:29

Habrá a quienes no les extrañará el título de esta columna, aunque sospecho que todavía hay muchos más que no lo entenderán, a ellos me dirijo. Cuando preciso que Pedro Sánchez no es Pedro Sánchez por sí mismo, no quiere decir que su arrogancia, su fatuidad, sus complejos, su envidia y su odio, bien explícitos, marcados inclusive en sus yertas facciones, no correspondan a su personalidad y a sus reacciones. De hecho, cuando me refiero al sanchismo más bien estoy subrayando lo que esconde (cada vez menos) su personalidad: una egolatría airada sin límites.
Pero eso sólo no es Pedro Sánchez, o sea él no es él únicamente, ni el sanchismo tampoco lo definen con exclusividad, o más bien, seré clara, no es la personalidad y su jactancia lo que lo convirtió en presidente de España, aparte el voto de la moción de censura de los españoles con los que ganó el puesto que ocupa, sino lo que hay detrás.
Sánchez fue y es el elegido de un sistema que, precisamente basándose en su personalidad, en la petulancia que lo caracteriza, y en su historial pleno de inconveniencias y defectos, lo que a ojos de ese sistema lo hicieron parecer el relevo ideal, y por lo que fue elegido para transformarse en la marioneta de las jugarretas y desmanes de una neo-ideología que ya rebasa a aquella izquierda del PSOE en España.
Pedro Sánchez no es del PSOE, es Podemita de Unidas Podemos, lo he venido advirtiendo desde el inicio, y como sabemos Unidas Podemos es el partido comunista, como lo es Más Madrid, y lo es Sumar (de ello hablaremos después), ni siquiera es social-comunista, son partidos, reitero, comunistas de hueso 'colorao', que diríamos los cubanos; regidos por poderes ocultos y no tan ocultos, como el de 'Soros rompiendo España' con su Open Society, y muy probable además por esa Stalin Society, basada en Londres, tan cerca de los bancos que dominan el mundo.
Entonces, es obvio que Sánchez es el pelele, el títere, uno más usado por los nuevos dominios comunistas, los que cambian de título a los partidos, según las necesarias (para ellos) apariencias. De tal modo, el partido comunista francés no sólo se dio en llamar La Francia Insumisa, liderado por Jean-Luc Mélenchon, quien pese a que es un jubilado con un sueldo descomunal, que recién regresó con mayores bríos, además ayudó y logró que las fuerzas de ultraizquierda se camuflaran detrás de los Verdes, de la Ecología, el Cambio Climático, los LGTBQ…, del ultraneofeminismo, y hasta de un islamosocialismo mal disimulado.
En España tenemos ya algo muy parecido, con la novedad de Más Madrid, Unidas Podemos que gobierna más que el PSOE, y ahora el surgimiento de una fuerza que no debiéramos subestimar, la de Sumar, promovida por una ministra del Gobierno de Sánchez, Yolanda Díaz. Si estudian la Wikipedia en francés de Yolanda Díaz verán que en los últimos tiempos ha crecido y engrosado en trayectoria, lo que la encumbra hasta situarla en la personalidad que verdaderamente ha unido y une a la izquierda española.
¿Les dice algo eso? Recuerden que Jean-Luc Mélenchon, tras el derrumbe del Partido Socialista francés, obligó desde su tercer puesto en las últimas elecciones presidenciales, a reunir a toda la izquierda en un engendro totalitario denominado NUPES.
Recordarán también que Raúl Castro consiguió en Cuba, como en tiempos de Félix Djzerzinski, controlar a la verdadera oposición mediante una oposición leal que reclama continuidad social-comunista con más socialismo al estilo trotskista y gramsciano, para lo que se ha prestado gustoso el Gobierno de Pedro Sánchez al priorizar a esa oposición llegada a España de golpe y de birlibirloque, antes oír que al exilio irredento y digno que clama por un cambio radical y de ninguna manera por un cambio-fraude. A esto el Partido Popular desdichadamente también se ha sumado, nunca mejor dicho.
Analicemos el título de Sumar: para los cubanos no es nada nuevo; recordarán el movimiento de las juventudes comunistas en la isla lideradas por aquel ministro de Exteriores (supuestamente hoy todavía tronado o castigado por el régimen), Roberto Robaina, quien además fue muy sostenido por el otro aquel ministro español de Exteriores, Abel Matutes, y que controlaba a las masas carneras, que no cárnicas, al zumbido de «¡Súmate!». Y, sí, es que cuando algunos decimos y repetimos hasta la saciedad que todo sale de Cuba, es porque la historia nos ha dicho, más la experiencia, que todo sale de Cuba, «el pequeño gran hegemonista», llamado así por el PCCH, y controlado por el stalinista Vladimir 'Polonio' Putin. De ahí que hayamos llegado a un grado tal, de que Cuba no es más Cuba, desde 1959, o desde antes.
Por lo cual, Pedro Sánchez no es Pedro Sánchez, ni tampoco Yolanda Díaz traerá ninguna modalidad nueva, al contrario, porque Yolanda Díaz tampoco es Yolanda Díaz. Si seguimos comiéndonos ese millo, de que son ellos y no lo que hay detrás, muy pronto, España dejará de ser España, con lo poco que le falta para dejar de serlo; hundiéndose en la edad incierta de las dictaduras y tiranías comunistas.
Por cierto, hablando de edades y tal, cambio a Ramón Tamames por Raúl Castro, éste con mayor edad, y con un gobierno títere detrás, al estilo norcoreano si incluimos a sus vástagos que también gobiernan con una ya cierta antigüedad totalitaria, pues Miguel Díaz-Canel no es nadie, como Pedro Sánchez nunca lo ha sido, ni lo será. El trabalenguas no es tan difícil como los dialectos frente a los que ya los españoles se han arrodillado.
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