La gente de Sánchez
En el mundo ideal del PSOE no contaban con que la gente era gente de verdad, capaces de decirle a Sánchez que ya puede ir poniendo a la venta el colchón
A la vuelta del verano a alguna mente pensante de Ferraz se le ocurrió sacar a Sánchez a la calle, como si fuera una estrella de rock, de gira por los diversos lugares de España. Con nombre incluido para la ocasión, El Gobierno de la gente. No podían dejar pasar la ocasión de recordarle a la gente que quien iba era el presidente del Gobierno, el que por aquel entonces se colgaba las medallas de haber conseguido que la cesta de la compra costara un riñón en lugar de dos.
Sevilla fue la primera parada del show. Todo preparado. Luces, cámaras, recorrido previo al acto por las calles de la ciudad… en Ferraz se frotaban las manos con cómo quedaría todo en imagen, sobre todo cuando le añadieran una banda sonora peliculera de esas que les gustan a ellos. Pero en su mundo ideal no contaban con que la gente era gente de verdad, con opiniones propias, gente que no se deja manipular y gente que es capaz de decirle a Sánchez, por muy presidente del Gobierno que sea, que ya puede ir poniendo a la venta el colchón porque no va a pasar de las próximas elecciones. Aquel día se creó la famosa frase de «que te vote Txapote, Sánchez» y echó al traste toda la campaña de marketing.
Ahí se acabó la gira. Casualidades de la vida, de repente la agenda del presidente hacía imposibles los mítines con la gente. Las apariciones de Sánchez se redujeron y, cuando ocurrían, eran controladas, con perímetros amplios como en Valladolid o incluso pidiendo el DNI a la entrada, como el viernes en La Coruña. Y así se consigue la imagen de un Sánchez apoyado por la gente, para que aparezca en el Telediario de TVE y alguien se crea que el presidente sigue moviendo masas.
El problema es que la gente que a Sánchez le interesa tener cerca no es representativa sobre la que irá a votar en mayo ni en diciembre. Por algo Tezanos dice una cosa y las encuestas de verdad, lo contrario. Pronto veremos quién tiene razón.
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