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29 de abril de 2024

HorizonteRamón Pérez-Maura

Feijóo no puede equivocarse

Sería el colmo que a estas alturas sea el PP el que vaya al rescate del partido de Miguel Ángel Revilla. Esperemos que Alberto Núñez Feijóo no se equivoque

Actualizada 01:30

Alberto Núñez Feijóo se enfrenta a la hora del verdadero político de raza. Hay que tomar muchas decisiones de enorme trascendencia para los próximos cuatro años. Y aquí es difícil acertar en todos los gobiernos regionales y ayuntamientos. Probablemente va a haber dos casos que sean los más relevantes entre los gobiernos regionales, aunque no sean los más significativos por tamaño o peso demográfico: Extremadura y Cantabria.
Extremadura es el único caso en el que el PP no ha ganado, pero tiene opción de gobernar con el apoyo de Vox. Parece evidente que Feijóo y su equipo quieren mantenerse lo más alejados que les sea posible del partido de Abascal y cientos de miles de españoles. Y temo mucho que cometan el error de volver a dejar a Fernández Vara gobernar. El más sorprendido es el propio presidente extremeño, que ya había anunciado su abandono de la política. El electorado que con tantas dificultades ha creado una mayoría alternativa quizá nunca perdone ese movimiento. Y quien más se beneficiaría de cara a las elecciones generales sería Vox. Hay un número importante de votantes del PP que no tienen inconveniente en pactar con Vox. Yo creo que la mayoría –aunque no creo que haya ningún estudio riguroso sobre esa cuestión. En la dirección del PP hay algunos que creen que el pacto con Vox en los gobiernos regionales y los ayuntamientos les restaría votos por el centro. Yo creo que a estas alturas ya nadie puede creer el discurso de que no se puede pactar con la «ultraderecha». Un partido que ha pactado con Bildu, con ERC y otros compañeros mártires no puede descalificar pactos con un partido incuestionablemente constitucionalista. Y en la medida en que Feijóo se resista a aceptar pactos con Vox, está comprando y validando el discurso de la izquierda. Se está convirtiendo, voluntariamente, en su rehén.
Lo de ser rehén de terceros lo parece estar celebrando el PP en el caso de Cantabria. El más listo del lugar, como lleva demostrándolo los cuarenta años que lleva en cargos electos, es Miguel Ángel Revilla. Desde el primer minuto se dio cuenta del cambio drástico que se ha producido y de inmediato se ha puesto a ver qué beneficio puede sacar de la nueva situación. El PP está celebrando con enorme alegría el que Revilla haya anunciado la abstención de su partido para permitir la investidura de María José Saenz de Buruaga, la candidata del PP, e impedir la participación de Vox en la formación del Gobierno. Es decir, el PP «compraría» las tesis de Revilla, que son las de la izquierda española en general. La realidad es que, si el PP acepta ese pacto tácito con Revilla, estará en sus manos toda la legislatura, teniendo Revilla ocho diputados y Vox cuatro. La libertad del PP para fijar sus políticas será mucho menor con Revilla que, además, es capaz de gobernar con cualquiera. Y que ya traicionó al PP después de ser ocho años vicepresidente con el popular José Joaquín Martínez Sieso como presidente. La realidad de las intenciones del PRC las he leído en El Diario Montañés de ayer. El alcalde de Reocín, regionalista, diputado y presidente de la Federación de Municipios, Pablo Diestro, ejerció como portavoz del partido y declaró que «no podemos renunciar a la posibilidad de gobernar con el PP. El PRC debe sobrevivir y mirar por su futuro.» Qué gran verdad. Lo que importa al PRC es el propio PRC. Sería el colmo que a estas alturas sea el PP el que vaya al rescate del partido de Miguel Ángel Revilla. Esperemos que Alberto Núñez Feijóo no se equivoque.
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