Yoli, los cañones y la mantequilla
«Mira presidente, vamos a ir al grano del gasto en Defensa, que es para lo que he venido hoy. Acabo de decir en Bélgica que ha sido un error que Europa no haya tenido una política de defensa y exterior propias, pero que el aumento del gasto en armas de los Estados miembros de forma individual no garantiza la superación de los problemas»
En Moncloa la esperaban con ganas. Ella nunca defrauda: habían escuchado cómo se enfadaba desde Bruselas cuando los periodistas le preguntaron con insistencia por el aumento del gasto armamentístico. Volvió a sacar a la abeja Maya que lleva dentro para decir que no pero que sí, que si el pacifismo, que si las armas, que si espera que voy, pero mejor ven tú. Allí estaba Pedro esperándola a puerta gayola cuando Yolanda Díaz entró en el mundo de yupi del Palacio de la Moncloa ayer mismo.
-Buenos días, Yoli. ¿Qué tal va lo de la reducción de horarios? Tenemos a Pepe y a Unai entregados. Qué ministros sin cartera tenemos… Y todo gracias a ti. A lo mucho que los besuqueas. Tu padre Suso tiene que estar orgulloso.
-Gracias, Pedro. Tú ya sabes que yo no me levanto de las mesas de negociación sin acuerdo. No puedo defraudaros a ti, que siempre me has apoyado, y así de paso le tiro de la coleta a Iglesias. Este tío no para de hacerme la cama… Y no lo digo por lo de Monedero (ja, ja, ríe la vicepresidenta).
-Bueno, Yoli. Vosotros tampoco estáis cómo para hacer bromas de ese tipo. Mira Íñigo, con el empeño que puse yo en darle mi apoyo, y nos ha salido rana. Tienes la charca a tope, ¿eh, querida?
-A ver, presi, aquí ninguno podemos dar lecciones. Bueno, debemos darlas, sobre todo a la ultraderecha, pero lo vuestro con José Luis ha sido una pasada... Mira que yo estuve a punto de necesitar un fisio cada vez que le veía y le besaba, le aplaudía, le celebraba. Quién lo iba a decir. Que le gustaban las mujeres, pues normal. Como a mí planchar. Pero eso no es malo. ¿Tú no habías notado nada? Porque hay que ver cómo lo echaste en julio de 2021. Lo que no entiendo es por qué lo colocaste un año y medio después de número dos en tu lista por Valencia. Lo mío con Íñigo estuvo mal, pero lo tuyo con Ábalos…
-Mira, chica, yo no me enteré hasta que su mujer se lo chivó a mi jefa de Prensa y a Adriana Lastra, que se lo contaron a Carmen Calvo. Y Carmen, que le tenía ganas, lo desembuchó todo. Así que al final los largué a los dos. Luego le volví a incluir en la candidatura valenciana porque ya sabes tú lo del dentista y no nos hagamos daño… Y no me equivoqué: fíjate lo que ha pasado luego. Lo de Jessi, la otra, la de más allá… Lo de las saunas de mi suegro era una broma al lado de Jose.
-No sé, presidente, pero yo no me fiaría de él. Tienes muchos frentes abiertos. Yo voy a seguir metiéndome con Feijóo y Ayuso, pero es que siempre me preguntan por el fiscal, por Begoña, por tu hermano, por el cupo y por la inmigración a Junts. Tú ya sabes que yo me invento las respuestas y, como nadie me entiende, pues los dejo planchados, pero lo de darle las competencias a los racistas de Junts me está costando explicarlo.
-(Risas de Pedro) Eso me ha comentado Begoña: que tú dices incluso más incongruencias que ella. Que se te entiende menos. La pobre está acomplejada. Pero se pone tus vídeos y le sube la autoestima.
-Me lo voy a tomar bien, Pedro, porque aunque viene de ti sé que me necesitas y nunca harías nada contra mí. Pero ya le gustaría a tu Begoña articular los discursos que yo articulo…
-A ver, Yolanda, te recuerdo que yo soy un hombre enamorado que estuvo a punto de dejar la presidenta por el lawfare que le hicieron a mi mujer. Me duele lo que insinúas; yo, que te rescaté de tu irrelevancia como diputada por Galicia, donde no habías ganado ni a las chapas. Pablo y yo te salvamos.
-¿A mí? Pero si me habéis utilizado. Él, para que fuera su títere, y tú, para que te sirviera de marca blanca. A mí no me toméis por tonta…
-No, Yolanda, por tonta te toman las encuestas. Todas dicen que has perdido la mitad del voto.
-Mira presidente, vamos a ir al grano del gasto en Defensa, que es para lo que he venido hoy. Acabo de decir en Bélgica que ha sido un error que Europa no haya tenido una política de defensa y exterior propias, pero que el aumento del gasto en armas de los Estados miembros de forma individual no garantiza la superación de los problemas. Lo he dicho y no sé lo que he dicho. Pero, oye, me ha quedado chachi.
-Ves, Yoli, no hay quien te entienda. Pero, mira, lo importante es que tú enredes un poco, te hagas la ofendida, que los tuyos me llamen el «señor de la guerra», pero, al final, me apoyéis porque si no te quedas sin despacho, coche, pelu oficial, y trajes gratis. Vamos, que o defiendes los cañones o te quedas sin mantequilla. Sobre todo, la que te sirve por la mañana tu secretaria con la tostada en el despacho del ministerio.
-Vale, Pedro, ya sabes que yo estoy con el «No a la guerra», pero antes muerta que darle a los de Galapagar el gustazo de tomarse en Garibaldi unas birras para celebrar que me has mandado de fija discontinua.
-Adiós, Yolanda, apaga al salir, que en unas horas tengo que recibir a Feijóo. A ver cómo le engaño…