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Post-itJorge Sanz Casillas

«La gente no se pega por 900 euros al mes»

Si lo que dice Óscar Puente es cierto, adelante: deroguemos el Ingreso Mínimo Vital y retiremos las ayudas a quienes rechacen ofertas del SEPE

En España, a 25 de abril de 2025, hay más personas que cobran de lo público que de lo privado. Si sumas empleados públicos, prestaciones por desempleo, pensiones más o menos contributivas, el Ingreso Mínimo Vital y todo el catálogo de prestaciones conocidas, hay mucha más gente cuyo principal ingreso proviene del Estado que del sector privado. Se da la circunstancia, además, de que en España hay ya menos autónomos que empleados públicos, lo que da buena medida de cómo está el tejido productivo de este país: hecho jirones, como una bandera vieja.

Solo en este contexto de deterioro se entiende que una mujer como Jessica Rodríguez, la «sobrina carnal» del ministro Ábalos, cobrase de hasta dos empresas públicas sin pegar un palo al agua. Solo en ese contexto de degradación moral, se explica que Óscar Puente justificara esta mamandurria alegando que «en Madrid, por 900 euros al mes, no es algo por lo que la gente se pegue». Es decir, que Jessica está bien enchufada porque cobraba poco. ¿Qué son 900 euros entre 3,5 millones de nóminas públicas?, debió pensar el ministro. ¿Qué más das robar mientras sea poco? Estamos de acuerdo, 900 euros no es muchísimo dinero, pero resulta que es el mío. O el de alguno de los más de cien aspirantes que había para dicha plaza. O el del autónomo al que van a atracar en la próxima trimestral del IVA. Un autónomo que quizá sea la última que haga porque se ha cansado y ahora prefiere estudiar una oposición y ganarse la vida mareando papeles antes que generar riqueza por su cuenta. Una riqueza que, visto lo visto, no va necesariamente a pagar hospitales, colegios y carreteras.

Resulta indignante el desdén con el que los socialistas hablan del dinero de todos, convencidos como dijo Carmen Calvo de que «el dinero público no es de nadie». Oiga, si 900 euros es una mierda, señor Puente, adelante: derogue mañana mismo el Ingreso Mínimo Vital o las rentas mínimas de inserción de las comunidades autónomas. Haga el experimento. Le digo más: sea valiente y haga como sugirió Pepe Álvarez en una ocasión, y retire las ayudas a quienes rechacen varias ofertas de trabajo del SEPE. Se sorprendería. Ya verá cómo mucha gente encuentra de pronto un empleo y empieza a aportar a la caja común. No se entiende que tengamos tres millones de parados mientras se quedan vacantes, según usted, puestos tan poco sufridos como el de la amiga favorita de Ábalos.

No se puede encubrir el enchufismo alegando que «son 900 euros de nada». Porque se empieza por 900 euros y se acaba como en Argentina, con gente cobrando sin ir a trabajar. Aunque me temo que ya vamos tarde para evitarlo.