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Cosas que pasanAlfonso Ussía

Niñas, al salón

El empresario de prostíbulos tiene mucho que ver con la trata de blancas –y morenas–, con el secuestro de las prostitutas y las condiciones infrahumanas a las que son esclavizadas y sometidas. El que vive y se enriquece con la explotación humana, sabe perfectamente gracias a quiénes vive

Ir de putes, como se hace en Asturias, es mucho más distinguido que ir de putas. La semántica, el idioma, acusa y absuelve. Si un fumador sin mechero –casi todos lo pierden–, te pide el mechero, puedes dárselo sin peligrar su hurto. Pero si te solicita el encendedor, salga usted corriendo, como ante el amigo que se levanta de la mesa y disculpa su abandono «porque a las 5 llega mi hijo en ferrocarril». El ferrocarril es un bailecito inspirado en una marcha de los Strauss, que consiste en moverse en fila india al son de la música. En Lisboa en el palacio de Palhavá, residencia del embajador de España bailó el ferrocarril mi amigo Papos Muguruza, precediendo al Rey Humberto de Italia. Se repitió tres veces la marcha y Papos uno de los tipos mas simpáticos de Guecho, tuvo que parar los pies al Rey destronado de Italia. –Maestá, o deja de tocarmi y sobarmi, o le pongo un ochio, con el suo permesso, como hacemi los vasquis cuando nos meten la manita per la culetina–. Humberto se apercibió, sin entender el italiano de Papos, que la cosa iba en serio, y se intercaló en el vagón trasero de la danza detrás de un diplomático español, que como todo diplomático español siempre estaba dispuesto al cumplimiento del deber.

No soy aficionado al puterío. No me ha hecho falta y por ello no juzgo a los necesitados primaverales. Hay puteros y putitas de muchas categorías, y entre los primeros destaca Ernesto de Hannover y entre las segundas las que han utilizado al macho político en pos de puestos y escaños. Creo que no es necesario escribir sus nombres y apellidos, aunque ahora se han convertido en defensoras histéricas en favor de la prohibición, cuando ellas lo han sido hasta anteayer.

Don Manuel del Palacio escribió en un soneto demoledor que Isabel II era un putón desorejado. Ésta, a su vez, que nunca fue cubierta, por su marido, Don Francisco de Asís, que para colmo, evacuaba los líquidos en cuclillas. Todo es historieta de la Historia, en muchas ocasiones exageradas por los poetas mediante los versos satíricos.

Las izquierdas quieren abolir la prostitución. Es muy sencillo. Si han abolido la Constitución y pretenden apoderarse del Poder Judicial, lo de la prostitución no es un problema. Se entiende que Sánchez no haya acometido tamaña empresa hasta ahora, porque él vivió de los negocios de saunas, prostitución y pisitos de encuentro en vida de su suegro, Sabiniano Gómez. En casos así, vista gorda y a comer caviar. Pero Feijóo, que parece liberado de sus colaboradores más acomplejados, ha estado al fin, contundente. «Está usted relacionado con los prostíbulos propiedad de su suegro»; «Usted es partícipe a título lucrativo de sus negocios». «Gracias a ello, usted pagó el piso en el que vivía antes de en La Moncloa»; «¿de qué prostíbulos ha vivido usted?». «Se acabó la piedad» (tenía que haber acabado hace muchos años, ya perdidos).

El empresario de prostíbulos tiene mucho que ver con la trata de blancas –y morenas–, con el secuestro de las prostitutas y las condiciones infrahumanas a las que son esclavizadas y sometidas. El que vive y se enriquece con la explotación humana, sabe perfectamente gracias a quiénes vive y de dónde recibe los beneficios. Quizá, por ello, su partido se ha convertido en un aluvión de puteros y puteras, en un reclamo de posibilidades gozosas, en un hervidero de porquería.

Lo de antaño, fueron historietas.

Lo de hoy es Historia.