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Vidas ejemplaresLuis Ventoso

«Los bares están llenos» y la verdad de la economía

Si uno es un trolero compulsivo, lo normal es que acabe mintiendo en todo, también en los datos económicos

Act. 01 ago. 2025 - 09:28

Si has mentido en tus promesas electorales (traeré a Puigdemont por una oreja para juzgarlo en España y endureceré las leyes contra las embestidas sediciosas).

Si has mentido ante los casos de corrupción (yo no tenía ni idea, me han traicionado, me he enterado de lo de Cerdán esta mañana, cuando vi el informe de la UCO en la prensa).

Si has mentido sobre tus alianzas (con Bildu, jamás de los jamases; gobernar con Podemos me daría insomnio…).

Si has mentido sobre tu tesis doctoral, como demostró la empresa antiplagios de referencia, la alemana Plagscan, desmintiendo formalmente una nota mendaz de Moncloa que aseguraba que no existía plagio alguno.

Si has mentido como un poseso durante la pandemia (con comités de expertos que no existían, inventándote un informe de la Johns Hopkins donde quedábamos por las nubes en test covid, o hasta llegando al oprobio de manipular las cifras de muertos).

Si has mentido sobre la amnistía, descartándola solo tres días antes de las elecciones de julio de 2023 para cambiar de idea sin complejos cuando necesitaste comprar los escaños de Puchi.

Si has mentido de manera compulsiva en los más variados asuntos, entonces, ¿por qué vas a decir la verdad en los datos económicos?

Más quemado ya que el embrague del Seat 127 que tuve de chaval como mi primer coche, Sánchez se aferra a la economía como su tabla de salvación. Su campaña de propaganda vende que somos la envidia del mundo y líderes planetarios en crecimiento.

Mi experiencia personal es que la pasta cunde cada vez menos, porque todo está por las nubes y porque nos abrasan a impuestos. Además, mucha gente te cuenta que anda pillada, que ya no les llega, y los jóvenes sienten claramente que van a vivir peor que sus padres. Pero contra esa visión aparece el Shangri-La del PSOE, que pregona que la economía española «va como un cañón». ¿Quién tiene razón?

Feijóo citó en su balance de ayer diez datos de la economía española que nunca aparecerán en las televisiones del régimen. Y la sensación que queda es que el famoso cañón tiene la pólvora mojada:

No es cierto que seamos la economía que más ha crecido. Desde que llegó Sánchez hasta hoy, España ocupa el puesto 14 de la UE en crecimiento. Somos además líderes en paro de la Unión y el país con más niños en riesgo de pobreza, superando a Rumanía. La renta per cápita respecto a la media europea ha caído un 13.5 % durante el sanchismo. La inversión extranjera se ha desplomado un 50 % desde su llegada, porque al capital global lo de un Gobierno de socialistas y comunistas sostenido por separatistas que aspiran a destruir España parece que no le pone mucho.

La deuda se ha disparado, con 460.000 millones más de pufo. Los datos de paro están trucados, con 700.000 fijos discontinuos que Yolanda se fuma. La pira crematoria fiscal es asfixiante, con 97 subidas de impuestos, que nos han convertido en víctimas de un régimen socialista, donde ya no disponemos de nuestro propio dinero. Los sueldos son rácanos y el más frecuente en España hoy es el SMI. Los pensionistas cobran más que sus nietos. El coste de la vida se ha disparado. La productividad cae con el sanchismo (-0.7 %), mientras sube en el conjunto de la UE (1,6 %). De propina, sufrimos una epidemia de bajas laborales, porque la mentalidad socialista no invita precisamente a currar.

Así que la próxima vez que algún amiguete de los que todavía votan al PSOE –«porque hay que parar a la derecha»– les suelte aquello de «los bares están petados, la economía va como un tiro», pueden mandarlo a hacer gárgaras con plena tranquilidad de conciencia.

El supuesto éxito económico se llama turismo a saco –lo cual está muy bien–, inyección de liquidez de los fondos europeos y gasto público desbocado para sostener a golpe de deuda el simulacro del «España va como un cañón».

A este tío le compras un piso de 90 metros y te coloca una tienda Quechua de segunda mano. ¡Y ahí sigue!

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