Fundado en 1910
Al bate y sin guanteZoé Valdés

Pedro Sánchez, la muerte

Sólo que, a este personaje, marioneta de la internacional socialista y de George Soros, la vida de los españoles no parece interesarle; es más, según sus actos se pudiera concluir que le interesan más las vidas de los que llegan con la intención clara de crear problemas en España

En una de sus declaraciones más recientes, Pedro Sánchez afirmó: «Defender España es defender la vida». Esta frase pone de manifiesto la responsabilidad colectiva de proteger a quienes se encuentran en situaciones vulnerables y de actuar frente a delitos que atentan contra la dignidad humana. Pero no se refería a los ciudadanos españoles, se refería a los inmigrantes ilegales. O sea, se refería a un precepto de la izquierda islamista radical: defender el tráfico humano es defender a España. Como si España le debiera algo a alguien.

En el contexto de la migración y las crisis humanitarias en el Mediterráneo, este petimetre mostró su apoyo y reconocimiento a 'Open Arms', así como a todas aquellas personas y organizaciones que dedican sus esfuerzos a traficar con seres humanos, las pruebas existen. 'Open Arms', en particular, es una organización no gubernamental dedicada al presunto rescate de inmigrantes que intentan llegar a Europa en condiciones precarias y a menudo mortales, porque así lo decidieron e inclusive pagaron altas sumas para lograrlo. 'Open Arms' recibe subvenciones de instituciones gubernamentales, lo subrayo.

El mensaje de Sánchez alardea de resaltar la importancia de la solidaridad internacional y el compromiso con los derechos humanos. Salvar vidas en el mar no solo es un acto de humanidad, sino también una forma de reafirmar los valores democráticos y el respeto a la legalidad internacional; que se lo cuenten a los balseros cubanos y a Hermanos al Rescate –por cierto, dos avionetas fueron bombardeadas por Raúl Castro durante el mandato de Bill Clinton, y la izquierda calladita, cuatro jóvenes fueron asesinados, y ellos sí salvaban vidas y nadie les pagaba nada–, y a los ucranianos, que sí huyen de una guerra.

La defensa de España, según sus palabras, va mucho más allá de las fronteras físicas: es, ante todo, la protección de la vida y la dignidad de cada persona. Sólo que, a este personaje, marioneta de la internacional socialista y de George Soros, la vida de los españoles no parece interesarle; es más, según sus actos se pudiera concluir que le interesan más las vidas de los que llegan con la intención clara de crear problemas en España, la vida de los invasores, antes que la de los españoles.

Estas declaraciones son especialmente relevantes en un momento en el que la migración y el rescate de personas en el Mediterráneo han generado intensos debates políticos y sociales, aunque de ninguna forma bien centrados en una realidad evidente: la inmigración ilegal, la invasión organizada, ahí a donde ha llegado ha conducido a violaciones contra mujeres y niñas, masacres, descuartizamientos, como en el caso de Sarah, de once años, en Francia, apuñalamientos, decapitaciones, y un nivel de violencia que no se había visto en Europa en mucho tiempo. Entonces no sé qué tipo de vida le importa a Pedro Sánchez, o sólo se refiere a esas vidas que provocan la muerte de los españoles. O sea, se refiere más a la satisfacción que le produce la muerte de los españoles.

El respaldo institucional a organizaciones como 'Open Arms' busca legitimar su labor y reconocer el papel diz que «crucial» que desempeñan en la protección de los derechos más básicos, olvidándose así de los ciudadanos que con su existencia, presencia, trabajo, y legalidad, pagan impuestos y son los que están subvencionando además con su esfuerzo el crimen, el nivel de violencia desatado mediante la inmigración ilegal.

Así, el pronunciamiento de Pedro Sánchez a mi juicio sólo apela a un determinado discurso de la ultra extrema izquierda que pretende el exterminio de los ciudadanos occidentales, que obvian la importancia de la conciencia nacional –lo que también olvida el PP, sólo hay que ver las demostraciones de Isabel Díaz Ayuso y de Cayetana Álvarez de Toledo, que invitan a una acción colectiva externa contra la ciudadanía sobre la nación que se gobierna– le hayan votado o no. Sin hablar del deber ético de Sánchez que es inexistente, de una inmoralidad suprema, capaz de actuar en defensa de la muerte y para colmo venderte lo contrario.

Pedro Sánchez es un auténtico antivida, un antiespañol, un firme guerrillero a favor del tráfico de seres humanos y de las mafias que favorecen esos tráficos; apoya a quienes se enriquecen con un presumible salvamento de vidas que debieran ser salvadas en sus países por sus gobernantes y por sus padres y familiares. Es a diario uno de los escenarios más desafiantes de nuestro tiempo, exponer la verdad y exponer a estos mercachifles de la política.