Además... espía
Los germanófilos importantes comían en Horcher y los aliados en Embassy. Los rusos no comían nada porque no lo necesitaban. De vuelta a la URSS, Stalin fusiló a todos
Alejandro Entrambasaguas nos da unos sustos de órdago. Ahora ha descubierto que la presumible longaniza de La Moncloa fue simpatizante del PP y modelo de altas marcas. Séame perdonada mi falta de agilidad mental. Ahora entiendo la pesarosa tranquilidad que ha adoptado el partido de Génova en el tratamiento y seguimiento de la explosiva viajera. Sólo nos falta que Entrambasaguas nos demuestre –si lo intenta, lo conseguirá-, plasmar a Rajoy comiendo amigablemente un revuelto de cucarachas en compañía de Abascal mientras González Pons recita poemas alabastrinos. O inmortalizar al arzobispo de Madrid recién afeitado. Después de la Guerra Civil y durante la Gran Guerra, Madrid era un nido de espías. Se conocían todos. Los germanófilos importantes comían en Horcher y los aliados en Embassy. Los rusos no comían nada porque no lo necesitaban. De vuelta a la URSS, Stalin fusiló a todos.
Hoy, Madrid ha vuelto a ser un nido de espías más locales. Creo que Bolaños trabaja para el PP. Luis Tosar, por su simpatía natural, espía para la mujer-buzón de Junts, y Ana Belén se aprovecha de la situación para situarse como parlamentaria europea. Se le conoce en el argot del gremio como Anitten Van Der Beilen. Pero no me cabía en la cabeza lo de las simpatías de la escurridiza longaniza por el PP. Debe venir de tiempos de Casado y el lanzador de huesos, que espiaban para Sánchez. Simultáneamente, Marisú Montero recibía en un zaguán de Genova, y las de Podemos se dedicaban a sus cochinaditas, fuera del ámbito del espionaje. De cuando en cuando los espías de Vox trabajaron para el PSOE sin apercibirse de su error.
Simeone trabaja para el Valladolid, como demuestran los fichajes del Atleti. Y de Madame de Froisson de Sevigné hablaremos otro día, porque merece la pena. Ha sufrido mucho con los malos tratos de sus tíos, y la pobre no levantaba cabeza. Pero quiere mucho a su sobrina Joselyne, de lo que no pueden presumir muchas mujeres.
La cosa es que llega Entrambasaguas, y nos ofrece una exclusiva para El Debate de las que no pasan desapercibidas: Begoña del PP y modelo. Ahora entiendo la confusión de Trump «con una nación en la que los habitantes son vagos, y no tantos, tontos, y los que no son tontos son vagos, no podemos llegar a ningún parte».
La exclusiva del estupendo Entrambasaguas contiene una información que en nada afecta a la chistorra monclovina. Su pasado como modelo. Ninguna importancia tiene, pero sus simpatías y cercanas amistades con el PP han puesto en vilo a la España que lee, que no es mucha. ¿Quién contactó con ella? ¿Quién decidió que ella se casara con Sánchez y se convirtiera, amén de presumible delincuente, en una histérica feminista saltarina? Espero conocer los datos con anterioridad a mi escrito dedicado a Madame de Froissson de Sevigné, que nació en Saint Jaques de Lombardie. Es la consigna que me han dado mis jefes para seguir haciendo de espía. Esta mujer es toda una mujer. Si me preguntan cuál de las dos, Madame de Sevigné o la angula de Aguinaga, callaré para siempre.