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Perro come perroAntonio R. Naranjo

Sobre la financiación ilegal del PSOE

Por mucho que mientan Sánchez y sus adláteres, Koldo, Ábalos y Cerdán no son los únicos señalados

La difusión del penúltimo informe de la UCO sugiera claramente ya la posibilidad de que el PSOE se haya financiado ilegalmente, por mucho que Pedro Sánchez y sus corifeos sostengan, sin ningún pudor, que demuestra lo contrario y hasta apelan a una página del documento, la número 28, para reafirmarlo con formidable desparpajo.

Lo cierto es que la Guardia Civil no concluye nada a ese respecto, porque no era objeto de su investigación, pero sí deja claro que hay que avanzar por esa línea. Frente al discurso negacionista del Gobierno, secundado por periodistas y medios de comunicación capaces de cacarear al unísono las trolas más sonrojantes para prefabricar una realidad paralela en la que los presuntos delincuentes son pobres víctimas de una conspiración judicial, de la fachosfera mediática e incluso de un par de ovejas negras del rebaño propio que nada tienen que ver con el pobre Pedro; prevalecen los hechos.

Y son demoledores, más allá de lo relativo a Ábalos, Koldo o Cerdán, cuyos comportamientos personales nadie se atreve ya a defender tras años haciéndolo con la misma vehemencia que ahora la ponen para salvar a su jefe, promotor, protector y patrocinado: como son indefendibles, vienen a decir, centrémonos ahora es distanciarles del secretario general del PSOE, presentando a éste como el primer damnificado de sus andanzas.

El informe en cuestión señala literalmente que se han documentado «entregas de dinero en efectivo que no han sido documentadas por el partido». Y añade, con insistencia, que la «falta de concordancia» entre los pagos registrados y la justificación ofrecida por el PSOE «resulta especialmente relevante en la medida en que apunta a la existencia de una fuente de ingresos no declarados y que no se trataría de un hecho aislado».

Aunque el ruido generado por la pedrosfera y el ingente volumen aportado por la UCO dificulta el seguimiento cabal de las investigaciones, nadie con un mínimo de decencia puede sostener, vista la literalidad de las palabras de la Guardia Civil, lo que sin embargo ha cacareado el propio Pedro Sánchez en el Congreso, acompañado por una risa más propia del malvado Joker de Batman que de un presidente digno del cargo.

A los indicios aportados por la UCO se le añade, además, algo de elemental sentido común: si los tres socialistas señalados, en distintas fases y con distintos cometidos, han sido los dueños de la caja fuerte, los negociadores con el resto de agentes de la trama, los inductores transversales de su penetración en la práctica totalidad de los ministerios, los sospechosos máximos de haber cobrado comisiones y los delegados de Sánchez para controlar el partido militarmente, ultimar mociones de censuras o engrasar pactos contra natura de investidura, ¿cómo no creer que el beneficiario político de sus fechorías, el PSOE, también lo es a título lucrativo?

La existencia de sobres con dinero en metálico en la sede de la misma organización que persigue y limita el efectivo, llama defraudador a todo lo que se mueve e imprime una presión fiscal a los contribuyentes intolerable y asfixiante; ya es un sólido indicio, además de un repugnante ejercicio de hipocresía, emanado de la misma sentina que llevó a los abolicionistas de la prostitución de día a disfrutarla de noche.

Y la certeza de que Ábalos manejó ingentes cantidades de dinero durante años, Koldo se emocionó ante su mujer por la inminente comisión de 1.1 millones de euros y Cerdán era propietario a escondidas del 45% de una compañía adjudicataria de un millonario contrato público ahonda en la sensación de que ellos eran los recaudadores y el PSOE la lavadora de unos ingresos espurios que luego se repartían de un modo u otro.

Esa teoría no da para establecer una conclusión que aún está en pañales, pero sí para indagar en ella hasta salir de dudas, incorporando a la investigación la posibilidad de que, en el resto de tramas (mascarillas, hidrocarburos, rescates, negocios internacionales) el papel del PSOE, del propio Pedro Sánchez y de su familia no sea solo el de espectadores pasivos pero inocentes, lo cual ya debería costarles el Gobierno, sino el de cómplices activos o incluso el de cabecillas: la sensación de que el trío calavera es más el agente corruptor y el beneficiario de las migajas de un negocio corrupto a gran escala es, ahora mismo, más verosímil que la de que todos ellos son inofensivos damnificados por un tres siniestro conducido por unos indeseables.

Llegar al final del camino llevará su tiempo, pero dejarlo sin recorrer sería un dislate que, a buen seguro, la UCO y el Tribunal Supremo no cometerán. A Sánchez, en fin, se le va a borrar la sonrisa muy pronto y ni él ni su ejército de pelotas tienen ya más burdos conejos en la chistera para desviar la atención al personal.

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