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Cartas al director

La cultura de la nada

El olvido de los sentimientos religiosos o de los valores dimanantes de la cultura cristiana y la sensibilidad más elemental, esenciales para la vida humana, está dando los frutos más amargos. Vemos a una gran parte de nuestros adolescentes y jóvenes instalados en paraísos artificiales de alcohol y drogas y sumidos en una violencia desesperada y gratuita, con el ensañamiento añadido de incluso grabar con móviles sus actos vandálicos. Las personas mayores son arrinconadas y olvidadas por sus familiares y únicamente se ve en ellas «las impertinencias del viejo»; incluso se está dando el caso cruel y paradójico de que en algunos hogares cuente más el perro que el abuelo, en aras de una protección hiperbólica y malsana a los animales. Y por último, actualmente se vive en una sociedad frenética, de prisas, materialismo y consumismo feroz, donde sólo prima la ambición del dinero, siendo el único horizonte mental la llegada del próximo «puente» o las vacaciones de Navidad, Semana Santa y el veraneo en playas masificadas. Vivimos la cultura de la nada, del vacío.