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01 de mayo de 2024

Cartas al director

Circo y política

Visto lo visto se podría echar mano de la ingenuidad a la hora de escudriñar el trapecio circense en el que se columpia la política española. En sus aledaños están los que dirían que 'es lo que hay y no hay más', a lo que se podría apostillar, ni menos tampoco..., porque incluso un ciego 've' que si el gobierno de un país requiere para su ser del apoyo de algunos que se quieren separar de ese país, hasta la ceguera podría ser reversible y con el pendular movimiento del columpio –¡quién sabe!–, llegar a recuperar la visión definitivamente. Asimismo, los miopes contemplan estupefactos lo que está ocurriendo y más de uno ya se ha percatado de que todas aquellas algarabías independentistas de hace unos años fueron 'calderilla' en comparación con el maná que a renglón seguido del 7 les está lloviendo hoy. Pero, acaso, la peor perspectiva visual la tengan aquellos que gozan de excelente visión porque, ya no sólo se trata de discernir si el trapecista adolece o no de agilidad, sino de calibrar los giros, quiebros, requiebros y demás piruetas del acróbata circense, so pena de que aun con una óptima visión se nublen los frenéticos movimientos y el vértigo se apodere de las alturas. En todo caso, el mejor encuadre de la situación en esta tercera década del siglo XXI 'catalán' lo proporcionan los visionarios, de tal modo que incluso los más recalcitrantes partidarios de la secesión han frenado su furor centrífugo y se han acogido a que 'a falta de pan buenas son (las) tortas' o, lo que es lo mismo 'más vale pájaro en mano que ciento volando', apuntando inclusive a que al 'principito de Waterloo' le rondan demasiados pájaros por la cabeza.
Y es que, entre lo que hay y no hay, entre lo que se ve y no se ve, la dialéctica del poder además de laureles acarrea traumas, vericuetos y componendas miles pero, también resta, sobre todo cuando los partidos mayoritarios –absortos en no ver más allá de sus ombligos– pugnan 'ad infinitum' desde 1982 por no compartir el poder entre ellos, matiz éste de la política española que opaca hasta el delirio la democracia en la que vivimos.

Jesús Arroyo Amor

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