Cartas al director
Operación 29104
Leo en el periódico que el número del encabezamiento se ha agotado tanto para la lotería del Gordo navideño como para la del Niño. Ese guarismo nos recuerda un día aciago y fatídico que supuso muerte y destrucción apocalípticas; nunca he comprendido ese afán sádico en el que sucumbe mucha gente para convertir en suerte una fecha grabada a fuego en la mente de miles de personas que fueron castigadas con el infortunio más cruel: Búsquedas por internet, llamadas telefónicas, una fijación obsesivo compulsiva por adquirir ese décimo en la creencia de que van a ganar dinero a espuertas gracias a que la diosa Fortuna les tocará con su varita mágica.
Si dicha deidad fuese justa y con un ápice, una gota de ética, anegaría con cientos de millones de euros agraciando a la gente que lo ha perdido todo: un Gordo que sufriera de obesidad mórbida, adiposo mantecoso y grasoso, que se quedara enteco, cenceño y enjuto tras dejar todos sus millones donde más lo necesitan y también un Niño que viniese con una hogaza bajo el brazo que se multiplicara como panes y peces; el dinero no da la felicidad pero a veces es tan necesario como el respirar.