Fundado en 1910

Cartas al director

Generaciones

El ser humano nace en un tiempo y lugar determinado de la historia, un contexto que no elige. Son las generaciones las que, una tras otra, toman el relevo de sus predecesoras. Sin embargo, este ciclo ineludible se ha visto marcado, una y otra vez, por las decisiones de unos pocos que arrastran a muchos al sufrimiento.

A lo largo de los siglos, millones de jóvenes han enfrentado los horrores de la guerra sin tener voz en las razones que los llevaron allí. Reyes, emperadores, presidentes y líderes han enviado a sus ciudadanos a luchar, ya sea para defender fronteras o invadir territorios. ¿El resultado? Millones de vidas humanas truncadas y una devastación que afecta no solo a las personas, sino también a las infraestructuras y al tejido social.

Hoy, los jóvenes rusos, ucranianos, yemeníes, israelíes, palestinos y sudaneses comparten esa misma realidad. La guerra no tiene atractivo alguno para quienes son forzados a pelear. Al ver documentales históricos y actuales, la brutalidad de estos conflictos nos lleva inevitablemente a reflexionar sobre nuestra existencia y los patrones que seguimos repitiendo.

Curiosamente, muchos de estos conflictos terminan en negociaciones de paz. Pero esas mesas de diálogo llegan siempre demasiado tarde, cuando ya se han perdido innumerables vidas y se han destruido comunidades enteras.

Es cuestión de azar el lugar y la época en que nacemos. Pero no es cuestión de suerte que, en casi todas las etapas de la historia, alguien haya decidido que los jóvenes debían morir por un ideal, una frontera o una ambición. La humanidad lleva siglos cargando con el peso de estas decisiones.