Cartas al director
Jerarquía eclesiástica e IRPF
Diferentes episodios demuestran que crecen los desencuentros entre la jerarquía eclesiástica española y un importante número de católicos que, si bien no constituyen el grupo mayoritario de quienes se definen religiosamente como tales en la encuestas del CIS, representan a un sector fundamental de los hijos de la Iglesia más comprometidos en intentar llevar una vida coherente con la fe que practican, y defenderla en la denominada batalla cultural. Católicos que viven y proclaman su fe sin complejos, aun a riesgo de convertirse en objeto de burlas y descalificaciones procedentes, no sólo de los clásicos enemigos de la Iglesia, sino (para más inri) de no pocos miembros eximios de la clerigalla, que se han acostumbrados a actuar bajo el principio de llevarse bien con los poderes del mundo, evitando cualquier molestia y apostando por el buen rollito.
Y ello, pese a que su consecuencia sea una sociedad progresivamente descristianizada, un catolicismo languideciente y unos seminarios cada vez más vacíos. Las últimas actuaciones del episcopado español, en sintonía con un Gobierno tan «católico» como el de Pedro Sánchez, sobre dos cuestiones tan conflictivas como son una inmigración islámica masiva e ilegal, y la inquietante resignificación del Valle de los Caídos, están consiguiendo que aumenten aún más los desencuentros, con la preocupación que ello significa por la pérdida de confianza en unos obispos cuya defensa de la cruz pareciera reducirse a la del IRPF a favor de la Iglesia.