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Cartas al director

El capitán Pedro Sánchez

Llegó a la Secretaría General del partido introduciendo en las urnas papeletas amañadas y a la presidencia del Gobierno cediendo recursos y soberanía propiedad de todos los españoles a independentistas y enemigo de la nación pero, aunque en dos ocasiones se haya atribuido el empleo y mando militar, nunca será el capitán de una Compañía. Y es que, ni por asomo, tiene las virtudes que, entre otras, deben primar en estos tales como las que les dicta el TCOL de Infantería Sánchez Gey en su libro Reflexiones militares: no estar afanado en las prerrogativas sino en los deberes; que la responsabilidad puede llevar a cambiar, por circunstancias, la letra de una orden, pero no su espíritu; que los principios son inmutables; que no se puede mandar a distancia; que justificar con disculpas los actos es un síntoma de debilidad; que no hay que estar en el cargo para ostentarlo y como un privilegio, sino para servirlo; que no se dice lo que se va a hacer, se hace; que no se piensa en derechos sin pensar en deberes; que cuando alaben tus virtudes pienses en tus vicios; que no estés resentido en la queja, sé humilde. ¡Qué características tan antagónicas a las del okupa de la Moncloa!

Francisco J. Membrillo

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