Cartas al director
Fuerzas y Cuerpos de Seguridad
Son tristes las noticias que informan de las lesiones sufridas por policías ante las agresiones de los manifestantes y, sin embargo,no hay detenidos, y apenan no sólo por los heridos, sino por lo que ello significa.
El Estado es el único poder que puede actuar legalmente por la fuerza, cualquiera otro, persona u organización, no tiene ese derecho. Por eso no puede entenderse que haya más agentes heridos que manifestantes detenidos.
Peor aún, es inadmisible en un Estado de derecho que se abra fuego contra los agentes con ánimo de matarlos, incluso con armas de guerra, y que esto no se corte de raíz. Y avergüenza a una sociedad sana que bandas de cobardes los ataquen cuando están desarmados y fuera de servicio (Alsasua 2016, Alcalá hace unos días, etc.).
Parece que se ha olvidado el respeto a la autoridad. Quizá las leyes sean demasiado permisivas, o quizá el Ministerio de Interior no actúa con contundencia ante estos delincuentes. Parecería que las autoridades correspondientes están más interesadas en preservar los derechos de los delincuentes que en la integridad física de los agentes.
A la vista de lo anterior, es evidente que ser miembro de una fuerza o cuerpo de seguridad es profesión de riesgo y habrá que reconocerlo formalmente.