¿Despertaremos algún día?

La tristeza, la desesperación, la impotencia, nos invade. Ver cómo se deteriora día a día nuestra gran monarquía democrática constitucional, trabajada por políticos de gran nivel institucional, académico y con una generosidad fuera de límites a pesar de sus diferencias ideológicas.

La evidencia se ignora, la corrupción se ningunea, la manipulación se potencia, el control de las instituciones se intenta imponer, salvo actuaciones como la del Tribunal Supremo que afianza y demuestra la interpretación de la ley y de nuestra Constitución, por profesionales comprometidos con nuestra patria. Gracias, señora Perelló.

Su soberbia y su egocentrismo no deja razonar a Pedro I El Mentiroso, solo tiene una salida, si aún puede recordar y poner en valor el compromiso adquirido con los españoles cuando accedió a la Presidencia del Gobierno, defendernos y ayudarnos a mantener nuestros logros y nuestros esfuerzos colectivos. Tiene que irse, convocar elecciones de inmediato y posteriormente dar cuenta de su engaño, manipulación, ocultismo, compromisos de los que nunca informó y que nos van a hundir como país como siga al frente del Gobierno.

La unidad y los valores de este gran país están en el peor momento y reciben la peor valoración interna y externa, salvo entre sus socios necesarios, que le presionan y soportan para su beneficio.