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En primera líneaRafael Puyol

¿Es usted un perennial?

No estamos acostumbrados a encontrar a un estudiante de 65 años o a una abuela 'influencer' de 70. A un becario de 67 bajo las órdenes de un jefe de 35. A un jubilado que vuelve al trabajo y se convierte en un emprendedor. Pero cada vez hay más personas que protagonizan esos estados

El modelo secuencial de la vida ha estado presente en nuestras sociedades desde hace más de un siglo. En él se diferencian cuatro grandes periodos: la etapa de los juegos (niñez), la formación (juventud), el trabajo (los adultos) y la jubilación (los mayores). Son estaciones por las que atraviesan todas esas generaciones como la del baby boom, los millenials, los zeta o los alfa que no dejan de ser simples construcciones sociales con gran diversidad interna y límites difusos.

El Debate (asistido por IA)

Cada una de las grandes etapas tuvo detrás un factor desencadenante que la propició: la escolarización obligatoria (formación), el empleo asalariado (trabajo) y los planes de pensiones (jubilación) Y el modelo en su conjunto quedó firmemente arraigado en la cultura y en las leyes nacionales (Mauro Guillén). La mayoría de las constituciones definen derechos y deberes diferenciados para los menores, los estudiantes, los trabajadores y los jubilados. Y la ONU ha creado organizaciones específicas para cada grupo: la Unicef para los niños, la Unesco para la educación y la OIT para los trabajadores y retirados. Todos tienen su fiesta: el día mundial del niño (20 de noviembre), la jornada internacional de la Educación (24 de enero), el día internacional del trabajo (1 de mayo) y el de las personas mayores (1 de octubre). Sin embargo, ese modelo secuencial está ahora en entredicho debido a las profundas transformaciones demográficas y a los cambios tecnológicos. Empezamos a hablar de sociedades post generacionales cuyos protagonistas son los llamados 'perennials'. ¿Quiénes son y qué rasgos los definen? El término fue popularizado por la empresaria y escritora Gina Pell en 2016 y sus raíces son las palabras latinas per (a través de) y annus (año) que juntas forman perennis, lo que vive a lo largo del tiempo, lo que es duradero. Los 'perennials' no se definen por su edad y superan las viejas clasificaciones de boomer o millenial. Una persona de 25 años y otra de 65 pueden ser ambas 'perennial'. Lo que las relaciona son sus intereses, sus actitudes y sus formas de pensar. Y lo que los define son su creatividad, su participación activa en la vida profesional, social y cultural, y su pretensión de estar «al día» en el uso de las nuevas tecnologías y otras herramientas de trabajo.

La sociedad postransicional altera el protagonismo casi exclusivo que jóvenes, adultos y mayores han tenido en los procesos de aprendizaje, trabajo y jubilación. En cualquiera de esas situaciones se han producido transformaciones profundas de las que son actores esenciales los 'perennials'.

En el ámbito de la formación hemos pasado de la educación para toda la vida a la educación durante toda la vida. Eso ha convertido a las universidades en centros multigeneracionales con estudiantes de muy diferentes edades en los grados, los másteres, la formación continua o las actividades diseñadas para las personas de la tercera edad. Se trata de un aprendizaje intergeneracional en una sociedad multigeneracional. Como dice Alvin Toffler, el analfabeto del siglo XXI no va a ser quien no sabe leer o escribir sino el que no sea capaz de reaprender después de desaprender lo que ha aprendido.

El marco laboral del futuro será cada vez más diverso con más mujeres y más inmigrantes. Tendrá menos jóvenes, pero más seniors que permanecerán activos más años. Será un mercado intergeneracional con cada vez más edades presentes en el que la mentalidad 'perennial' brillará con luz propia. Eso exigirá la alternancia o la combinación de trabajo y formación por parte de los profesionales que deben actualizar varias veces sus conocimientos o competencias y la colaboración de sus distintos componentes a través de equipos multigeneracionales.

La variedad dominará entre las personas mayores que antes se agrupaban, en su inmensa mayoría, en la categoría de jubilados. Cada vez hay más personas que alargan la edad del retiro porque se sienten bien, quieren seguir laborando y hay empresarios que los emplean. La jubilación temprana no es buena para la salud, ni una aspiración o liberación para muchos. No dejamos de trabajar porque envejecemos, sino que envejecemos porque dejamos de trabajar. Y hacerlo más allá de la edad del retiro reduce los conflictos intergeneracionales entre los que reciben y los que pagan con sus cotizaciones las pensiones y la atención sanitaria. Otra categoría de activos mayores son los jubilados que trabajan y combinan parte o la totalidad de su pensión con un sueldo. Y hay también jubilados que, tras una etapa de ocio, vuelven al trabajo.

La diversidad de situaciones domina en cualquiera de las etapas del modelo secuencial y la edad juega un papel cada vez menor en nuestras formas de vida. No estamos acostumbrados a encontrar a un estudiante de 65 años o a una abuela influencer de 70. A un becario de 67 bajo las órdenes de un jefe de 35. A un jubilado que vuelve al trabajo y se convierte en un emprendedor. Pero cada vez hay más personas que protagonizan esos estados. Los 'perennials' han venido para quedarse.

Rafael Puyol es presidente de la Real Sociedad Geográfica