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02 de mayo de 2024

TribunaJosé F. Martín Cinto

Ya está bien

La realidad es que de salir adelante algo tan bochornoso como la pretendida ley de amnistía, seguirá inevitablemente detrás la autodeterminación en Cataluña y en cascada la abolición de la Constitución

Actualizada 01:30

Cuando estoy empezando a escribir este artículo, no dejo de pensar que las personas que hoy en día piensen más o menos como yo somos una especie a extinguir. En 1978 fue aprobada la Constitución Española, que finalmente sancionó el Rey ante las cortes, el 27 de diciembre de 1978. En esa Constitución, que nos rige hoy en día, su artículo 2 dice: la Constitución se fundamenta en la «indisoluble unidad» de la nación española, patria común e «indivisible» de todos los españoles y reconoce y garantiza el «derecho a la autonomía» de las nacionalidades y regiones que la integran y la solidaridad entre todas ellas. Para llegar hasta esa fecha en que se aprobó la Constitución, tuvieron que pasar 39 años, desde que acabó la Guerra Civil con la derrota de las izquierdas populistas, ganando los españoles que tenían razón contra los que no la pueden tener nunca.
En esos 39 años en los que el poder lo ostentó el general Franco, por la edad que tengo me tocó vivir ese periodo de manera total y el resultado para una persona como yo, que participó de manera importante en el desarrollo industrial y que nunca estuvo ligado a ninguna Asociación Política de las que se pusieron en marcha, en la línea de lo que se llamó Democracia Orgánica y que seguían el ideal que proclamaba Salvador de Madariaga, puedo decir bien alto que, sin duda, ha sido la primera vez que se ha vivido al cien por cien lo que significa la unidad de España como nación. Visitando las Provincias Vascongadas, Cataluña, Andalucía, Galicia, Extremadura, León, Asturias, Santander y, en fin, todas las regiones que componían España, con sus particularidades propias de cada una de ellas, sólo engrandecían la patria, remando siempre en la misma dirección: llevar a lo más alto el nombre de España por el mundo. Prueba de lo que digo, fue así, es que sin esa unidad inquebrantable y con la creación de una clase media muy fuerte, junto al esfuerzo común de todos los españoles, fue realmente España un ejemplo en el mundo en lo que se llamó la Transición, para pasar de la época de Franco a una Monarquía parlamentaria, con unas Cortes Generales constituidas por el Congreso de los Diputados y el Senado.
¿Que se consiguió con la llegada de la II República a España en 1931? Pues como suele ser habitual en sistemas de izquierdas, crear divisiones, tratar de sojuzgar a todo aquel que no piense como ellos y recurrir a lo que haga falta para mantenerse en el poder a todo trance. Esto, que ya lo vivimos una vez y que creímos que se había acabado para siempre, vemos que, como el hombre está dispuesto a tropezar con la misma piedra dos veces, desde 1978 hasta ahora, las izquierdas han vuelto a las andadas con más ímpetu que nunca, ímpetu que no les hace vacilar a la hora de emplear los métodos que hagan falta, sin restricción alguna, para llevar a cabo sus propósitos. No puedo detallar en este espacio más detalles, pero sí quiero decir que nos encontramos en un momento de nuestra historia que con poco que no sepamos proteger a la España que se paseó por el mundo siendo el asombro de todos, durante prácticamente quinientos años, le van a quedar dos meriendas, en como la hemos conocido y que creíamos que ya nunca se torcería.
La realidad es que de salir adelante algo tan bochornoso como la pretendida ley de amnistía, seguirá inevitablemente detrás la autodeterminación en Cataluña y en cascada la abolición de la Constitución, formándose con toda probabilidad lo que llaman una pluralidad de naciones formando pequeñas repúblicas independientes y no sé qué más disparates que, sin embargo, aun siéndolo, están ya llamando a la puerta. Una pregunta interesante puede ser esta: ¿cómo se puede hilar tan fino, cuando se trata de lo que puede o no pude hacer el Rey, como Jefe de las Fuerzas Armadas entre otras cosas y viendo como cualquiera, que la unidad de España como nación está más en peligro que nunca? ¿Es que se tiene que conformar sin más con plegarse y aceptar lo que se le viene encima? Por otra parte, vemos en la otra orilla, que pese a que todo tipo de autoridades y jueces en España y en la Unión Europea consideran totalmente inconstitucional la llamada ley de amnistía, sin embargo se agrega que, no obstante, saldrá adelante, ya que el Parlamento es soberano y así nos parece, cuando en él se sientan partidos muy minoritarios que gracias a la ley D'hont pueden estar allí y alardear que su objetivo prioritario es la independencia porque de ninguna manera son españoles y lo demuestran quemando banderas nacionales, además de todo tipo de cosas que hagan falta, para que no quede duda de que no son ni serán nunca españoles y nos lo tenemos que tragar aún y remacho que son absolutamente minoritarios en el conjunto de España.
No me cabe en la cabeza que solo tengamos que lamentarlo y no intentar de inmediato lo que ya hoy en día se pide a gritos es la forma que entre todos los españoles consigamos ya, para conseguir de inmediato que se disuelva este nefasto Parlamento salido de la aritmética y no de los votos de los españoles y se convoquen de inmediato elecciones generales.
Sólo me resta decir que: viva España, viva el Rey, viva la Constitución y que Dios proteja en esta grave situación a nuestra querida España.
  • José Fernando Martín Cinto es licenciado en Ciencias Físicas
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