Fundado en 1910

04 de mayo de 2024

tribunaJuan Pablo González

Un juicio político

Llevamos años oyendo hablar de la derrota de ETA, pero la versión oficial del fin de ETA es, utilizando palabras de Hanna Arent, una «mentira política organizada»

Actualizada 04:30

En las elecciones autonómicas del País Vasco celebradas el pasado día 21 de abril de 2024 el partido independentista Bildu ha obtenido el mejor resultado de su historia con 27 parlamentarios, que unidos a los 27 obtenidos por el PNV, constituyen una amplia mayoría soberanista.
Dicho resultado es la consecuencia del mantenimiento de las tramas de complicidades, silencios y comprensiones que sirvieron de fermento a la violencia etarra y que permanecen intactas. Llevamos años oyendo hablar de la derrota de ETA, pero la versión oficial del fin de ETA es, utilizando palabras de Hanna Arent, una «mentira política organizada» .
Lo cierto es que el proyecto político de ETA no sólo sigue muy presente en la sociedad vasca, sino que interfiere constantemente en el ámbito de la política española condicionando las actuaciones del gobierno del Estado.
La renuncia estratégica de la organización terrorista a la actividad terrorista, nunca a sus objetivos políticos, tuvo evidentes contrapartidas. No sólo la legalización de su nueva marca política, Sortu, matriz de Bildu, sino especialmente la renuncia por parte del Estado a exigir responsabilidades políticas y morales a los cómplices de ETA .
Como consecuencia de dicha renuncia, la ideología y los fines por los que mataba ETA han salido indemnes, se ha aceptado como inevitable la hegemonía política, social y económica del nacionalismo, y de forma paralela, se ha condenado a la irrelevancia a los que en los años de plomo defendieron la Constitución. El aire sigue siendo en muchos lugares del país vasco irrespirable, siendo condenados al ostracismo los que se atreven a mantener una posición de confrontación con el nacionalismo.
En definitiva, el Estado ha desistido de aplicar la justicia política que la verdadera derrota de ETA exigía para merecer ese nombre. Se ha expresado solidaridad con las víctimas ignorando que fueron asesinadas para lograr metas políticas y que, por tanto, la justicia hacia ellas exigía algo más que indemnizaciones y promesas. La normalización de los representantes de ETA en las instituciones, el trato que reciben los miembros de las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado, ya expulsados de Navarra, iniciativas como la ley de abusos policiales que equipara víctimas y verdugos, los actos públicos de homenaje y enaltecimiento de terroristas, el menosprecio a los símbolos del Estado y a la figura del jefe del Estado, constituyen ejemplos que desmienten la versión oficial sobre el fin de ETA.
La ausencia de un juicio político del terrorismo nacionalista que hubiera supuesto la condena moral y política de sus cómplices, de su ideología y de sus fines, y el posterior blanqueamiento de su brazo político, convertido en socio privilegiado del Gobierno de la Nación, son factores que explican el éxito electoral de Bildu/ETA .
Martín Luther King dijo «nuestra generación no habrá lamentado tanto los crímenes de los perversos como el estremecedor silencio de los bondadosos». Hoy más que nunca es necesario ese juicio político, y frente a tanto despropósito volver la mirada hacia quienes reclaman el derecho de una democracia a defenderse de sus enemigos .
  • Juan Pablo González es magistrado
Comentarios

Más de Tribuna

tracking