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29 de marzo de 2024

Luis Mancini interpretando a Zatti en el mediometraje que narra su vida

Luis Mancini interpretando a Zatti en el mediometraje que narra su vidaBoletín Salesiano

Nuevo santo en la Iglesia católica

Artemide Zatti, el primer laico salesiano elevado a los altares por su entrega a los enfermos

Beato desde el pontificado de Juan Pablo II, su proceso de canonización comenzó en 2016 gracias a una curación «milagrosa» de un filipino que había sufrido un accidente cerebrovascular isquémico

Fue el pasado 9 de abril cuando tras la audiencia con el cardenal Marcello Semeraro, prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, el Papa Francisco autorizó que se avanzara con el proceso de canonización tras confirmar el milagro atribuido a la intercesión del Artemide Zatti.
Esto supone que el santoral tendrá que hacerle hueco al hasta ahora beato Zatti, laico profeso de la Sociedad Salesiana de san Juan Bosco, quien será reconocido como santo por la Iglesia universal. La fecha de esta celebración está todavía por decidir.

El origen del milagro

La curación inexplicable que allanó el camino para la canonización de Artemide Zatti tuvo lugar en Filipinas, en agosto de 2016, y concierne a un hombre que había sufrido un accidente cerebrovascular isquémico al que había que sumarle otras complicaciones. La familia salesiana está de fiesta, tal y como ha podido recoger la Agencia Fides, ya que esto supone que Zatti será el primer laico consagrado en ser proclamado santo. «Es una Pascua especial la que nos disponemos a vivir», apunta el padre Ángel Fernández Artime, rector mayor de los salesianos. «Esta noticia, a la luz de la Pascua del Señor, es un mensaje y una semilla de esperanza para el tiempo dramático que estamos viviendo; marcado por la pandemia y sobre todo por tantas guerras, especialmente la de Ucrania, que traen muerte, dolor y destrucción», señalaba Fernández Artime, para continuar diciendo: «Nos anima a vivir la esperanza como una virtud y como una actitud de vida en Dios. El camino hacia la santidad requiere muy a menudo un cambio de valores y de visión. Este fue el camino experimentado por Artemide, que en las pruebas de la vida descubrió en la Cruz la gran oportunidad de renacer a una nueva vida».
Fresco en el altar de la basílica María Auxiliadora y San Carlos, ubicada en Buenos Aires

Fresco en el altar de la basílica María Auxiliadora y San Carlos, ubicada en Buenos AiresWikimedia

Sobre el próximo santo

Artemide Zatti nació en Boretto (Reggio Emilia, Italia) el 12 de octubre de 1880. Obligada por la pobreza, la familia Zatti emigró a Argentina a principios de 1897 y se instaló en Bahía Blanca. El joven Artémides –nombre en español– comenzó al poco tiempo a asistir a la parroquia dirigida por los salesianos. A los 20 años de edad ingresó en el aspirantado salesiano de Bernal. Mientras cuidaba a un joven sacerdote enfermo de tuberculosis, contrajo la enfermedad, lo que le otorgó una dimensión sobre el dolor y el padecimiento. En estas circunstancias fue enviado al hospital misionero de Viedma, dirigido por el padre Evarisio Garrone. Junto a él, Artemide pidió y obtuvo de María Auxiliadora la gracia de la curación, con la promesa, por su parte, de dedicar toda su vida al cuidado de los enfermos. Se recuperó. Cumplió su promesa. En 1908 emitió sus votos perpetuos y se desempeñó como consagrado, farmacéutico y enfermero. Su entrega a sus pacientes hizo que rápidamente se ganase el respeto y el afecto de a quienes trataba. Pero no sólo eso. Para el personal cualificado del hospital era un excelente gestor además de un gran cristiano. Al poco tiempo de contraer un cáncer que le forzó a guardar reposo, falleció el 15 de marzo de 1951 En 1950, se cayó de una escalera y tuvo que guardar reposo. Al cabo de unos meses, aparecieron los síntomas del cáncer. Murió el 15 de marzo de 1951 en Viedma, Argentina. Juan Pablo II, por la acreditación de sus méritos en vida, lo beatificó el 14 de abril de 2002.
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