«Nos entristece y nos alarma el asesinato de un niño de tres años dentro del templo de Nuestra Señora de Guadalupe», han manifestado los obispos mexicanos después de que dos hombres armados irrumpieran en la parroquia el pasado jueves en Fresnillo, Zacatecas. Perseguían a un hombre al que dejaron herido, pero, según informan los medios locales, las ráfagas de fuego disparadas alcanzó a Caleb, que se encontraba en Misa con su padre. El pequeño de tres años falleció al instante por las heridas de bala.
En el comunicado emitido por la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), exhortan que «se están rebosando todos los límites de la violencia y del respeto humano, al atentar contra un hombre de Dios, y al atacar a otro dentro del templo del Señor».
A parte del asesinato de este niño de tres años, los obispos hacen referencia al hallazgo del cuerpo sin vida del sacerdote José Guadalupe Rivas junto al de otra persona, todavía no identificada, el pasado lunes 16 de mayo en su casa de Tijuana, cuando un grupo de fieles acudió en su búsqueda. Según un informe de la Agencia Estatal de Investigación y de acuerdo a la información de la Agencia Fides, ambos cuerpos presentaban signos de violencia.
«Todos podemos ser constructores de la paz», afirman los obispos mexicanos, mientras que hacen un llamamiento a «deponer las armas y acabar con toda forma de violencia». Al final del comunicado la Conferencia del Episcopado Mexicano han pedido «seguir orando por las autoridades para que encuentren los mejores caminos de pacificación y de seguridad que todos necesitamos y deseamos».
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