Cinco razones para la alegría y contra la desesperación «Todos somos un misterio para nosotros mismos. Vivimos desconocidos entre desconocidos. Muchas de nuestras miserias nacen de esa universal ignorancia»¿Se puede comprender la vida? Ricardo Franco Madrid 30/07/2022 Actualizada 20:08 Facebook Twitter Whatsapp Whatsapp Enviar por Email "Pocos tienen el valor de preguntarse a sí mismos: ¿Quién soy? Y todavía son menos los que pueden responder. La pregunta: ¿Quién eres? es la más grave que un hombre puede dirigir a otro. Los demás son, para cada uno de nosotros, un misterio cerrado, incluso en los tormentos supremos de la pasión, cuando dos almas intentan desesperadamente ser un alma sola. Pero todos somos un misterio para nosotros mismos. Vivimos desconocidos entre desconocidos. Muchas de nuestras miserias nacen de esa universal ignorancia. (...) Porque no tenemos ojos espirituales lo bastante fuertes para leer en el corazón que late dentro de nosotros y en los corazones que laten bajo la carne de los prójimos, tan hondamente separados. Nos engañamos tantas veces por culpa de esos nombres que no sabemos, ilegibles para nosotros, que sólo el genio suele vislumbrar. Pero, ¿ qué podía importarle a Jesús lo que decían de Él los hombres del lago y de los pueblos? ¿A Jesús, que podía leer en las almas los pensamientos ocultos a ellos mismos? ¿A Jesús, que era el único que sabía con indecible certeza, sin necesidad de comprobación y mucho antes de aquel día, cuál era su verdadero nombre y su verdadero ser?"Giovanni Papini. Historia de CristoDetalle de 'La Virgen de la aldea', de Marc Chagall "Generalmente, todos, a todo precio, quieren ser o parecer algo, o bien en lo que hace al espíritu, o bien en lo que hace a la naturaleza(...) Sólo el que logre alcanzar el fondo de la confesión de su propia nada habrá llegado al camino más amable, directo y corto, al camino que más rápida y seguramente conduce a la verdad suprema y más honda que en este siglo pueda alcanzarse. Para ello nadie es demasiado viejo, ni demasiado débil, ni demasiado inexperto, ni demasiado joven, ni demasiado pobre, ni demasiado rico.(...) Muy pocos desean este camino, porque siempre queremos ser algo, sí(...). Esto aprisiona y traba a todos en general, porque son muy pocos los que quieren renunciar a sí mismos. Preferimos hacer diez trabajos antes que abandonarnos a fondo, y de aquí proceden casi siempre las querellas y penas. A causa de esta tendencia, la gente del mundo quiere tener bienes y amigos y parientes, y por ello arriesgan cuerpo y alma, tan sólo para ser; para ser considerados y ricos; para tener una buena posición y mucho poder. Y, por su parte, la gente de vida espiritual, ¡cuántas cosas hace y omite, cuánto sufre y obra por este motivo! Que cada uno se pregunte a sí mismo. Conventos y ermitas están llenos de este espíritu, que empuja siempre a ser y parecer algo". Johannes Tauler. Sermones de Adviento a PentecostésDetalle de 'La Virgen de la aldea', de Marc Chagall "La verdad es que, entre los hombres, y dentro de cada hombre, hay todo un laberinto de alambradas, de muros, de corralillos en los que nos encerramos o enclaustramos a quienes no amamos(...). Los muros(...) que a tantos torturan: el miedo de los tímidos que se encapsulan dentro de su corazón porque no se atreven a abrirse a nadie de puro miedo a ser traicionados; el amargo enroscarse sobre sí mismos de los resentidos que, después de una herida, decidieron no volver a amar; el muro detrás del que se encierran y son encerrados lo solitarios, los malamados o los sin-amor. (...) Los muros de la edad: esos viejos que han llegado a convencerse a sí mismos(...) de que ellos ya nada tienen que hacer en este mundo y se autofabrican su propio muro de lejanía, reduciéndose a alimentar sus recuerdos ya que no creen tener fuerzas para crear sueños. Y esos enfermos que olvidan que incluso una rama seca puede aún producir fuego y calor. Y el muro que los jóvenes se están construyendo también, creyéndose que su civilización también es exclusiva(...). Y los muros sociales. Y los muros religiosos(...). El mundo es un verdadero laberinto de corazón. ¿Y usted no podría empezar por derribar los suyos? Ea, asómese hoy a su corazón. Escudríñelo, pregúntese cuántos odios o cuantas sequedades levantan en él su telón de acero. Y luego, derríbelo. Deje que su alma prisionera salga para abrazar a todas las que le rodean. Y brinde con ellas con champán. Porque han recuperado su libertad. Porque han caído todos los muros de Berlín, empezando por los que cada uno de nosotros lleva dentro". J. L. Martín Descalzo. Razones para vivir.Detalle de 'La virgen de la aldea', de Marc Chagall «Dios es tan padre de lo que crea que entra en una relación familiar con lo que crea. Por eso, siendo Dios tan familiar con el hombre, ha hecho a Su misterio compañero del hombre, porque Jesús es nuestro compañero. Y por eso cada día el hombre puede esperar los milagros, porque el milagro es la señal de Su familiaridad con nosotros. No hay que extrañarse de ningún milagro; más bien, hay que extrañarse de la gente que no entiende que el milagro es algo cotidiano(...). Pero somos superficiales y toscos, y sobrevolamos todo a vista de pájaro, en vez de penetrar en cómo se producen todos los pasos de nuestra vida cotidiana. El milagro llega hasta la sorpresa por la gente que hay en la calle, por la cara que te llama la atención o por el bosque de abedules o por las estrellas del cielo. Uno, sólo si presta atención a todas las formas dinámicas del paso, es decir al dinamismo por el que pasa la energía creadora, se da cuenta de todos los detalles. De pequeño, recibí esta gracia por mi madre que me llamaba la atención, que me volvía a plantear continuamente la gran pregunta ante cualquier cosa. Y así es cómo pude una vez hacer, en medio de un pinar, aquella pregunta(...): »¿Pero cómo puede Dios saber el número de agujas de todos los pinos del mundo?". Y mi madre me dijo: «Ah, haría falta ser Dios para saberlo, pero realmente es así». L. Giussani. El atractivo de Jesucristo'La Virgen de la aldea', de Marc Chagall "Se lo digo por experiencia que, incluso en las tinieblas, resulta posible crear la luz y nutrir de compasión los sueños. Que uno puede pensarse libre y libertador en el interior de las prisiones. Que, hasta en el exilio, la amistad existe y puede llegar a ser un ancla. Que un instante antes de morir, el hombre todavía es inmortal(...). Como judío, creo en la venida del Mesías. pero esto no significa que el mundo vaya a hacerse judío. Pienso que será, sencillamente, más acogedor, más humano. Y lo hago porque pertenezco a una generación que ha aprendido que, cualquiera que sea la pregunta, la indiferencia y la resignación no constituyen la respuesta. la enfermedad puede empequeñecerme, pero no aniquilarme. El cuerpo no es eterno, pero la idea del alma sí. El cerebro será enterrado, pero la memoria le sobrevivirá. He aquí el milagro: una historia sobre la desesperación se convierte en una historia contra la desesperación". E. Wiesel. A corazón abierto.'Los enamorados', de Marc Chagall. Comentarios Please enable JavaScript to view the comments powered by Disqus.
Católicos El cardenal Ferrao pide a los fieles indios no peregrinar y cumplir con el «deber sagrado» del voto El Debate