Fundado en 1910
Monseñor Munilla, durante su intervención en Quito

Monseñor Munilla, durante su intervención en QuitoEduardo Berdejo - EWTN News

Congreso Eucarístico Internacional

El consejo de Munilla para sanar la autoestima baja

El obispo de Orihuela-Alicante afirmó en Quito, ante miles de personas que, «sin la gracia de Cristo, resulta imposible sanar las heridas emocionales y afectivas»

El obispo de Orihuela-Alicante, monseñor José Ignacio Munilla, impartió una conferencia el pasado miércoles en el Congreso Eucarístico Internacional en Quito (Ecuador), en la que animó a todos a volver la mirada hacia Jesús: «Necesitamos de Cristo para amar. Sin Jesucristo no sabemos amar», según recoge ACIPrensa. En un tono enfático, preguntó a los miles de asistentes: «¿Podríamos acaso cumplir el mandamiento de amarnos unos a otros como Jesús nos ha amado, o incluso el mandamiento de amar al prójimo como a ti mismo, sin la gracia de Jesucristo? Imposible», sentenció.

El prelado recordó que los seres humanos «estamos debilitados por el pecado», y por tanto, «no somos capaces de amar», subrayó en el cuarto día de este evento mundial, al que asisten delegaciones de 54 países. Munilla se dirigió especialmente a aquellas personas que sufren heridas emocionales y afectivas en cualquiera de sus formas, reafirmando que «sin la gracia de Cristo, resulta imposible sanarlas». «Es un drama que Dios no sea correspondido, que Dios te esté diciendo ‘te quiero’, ‘te quiero’, y que nosotros a veces respondamos con indiferencia», reflexionó.

Monseñor Munilla explicó que muchas personas sufren por una autoestima baja, sintiéndose poco valoradas cuando enfrentan críticas o falta de aceptación. Sin embargo, afirmó que para enfrentar la crisis de sentido actual, es crucial entender que «Dios me quiere, Dios me ama». «Si Dios me ama y me quiere, y así lo ha revelado el Corazón de Cristo, yo no tengo ningún derecho a auto despreciarme o pensar que esta vida no tiene sentido», exhortó con esperanza.

Refiriéndose a la eucaristía, el prelado subrayó que «tú, al recibir a Jesucristo, también te transformas, aprendes a amar. Si aprendes a amar, cambia tu familia; hay una transustanciación también. Y cambia tu trabajo, porque antes trabajabas amargado, pero ahora trabajas de manera vocacional. Te cambia la vida, te cambia tu trabajo, te cambia tu vivir en la parroquia».

comentarios
tracking